martes, 24 de abril de 2012

Un Año de blog.



        Tempus fugit…El tiempo pasa y no nos damos cuenta de cómo los días se van acumulando y aquello que consideramos el presente es una ilusión más de nuestra estrecha percepción de lo que entendemos como realidad.   Y cuando hacemos algo a gusto, cuando nos sentimos que estamos lo más cerca posible de la idea que tenemos sobre lo que es la felicidad, esa sensación de fugacidad es mayor.  Supongo eso es lo más cercano que podemos estar de la plenitud: tener conciencia de esos breves momentos en los cuales sentimos que lo que hacemos vale la pena y que ello puede trascender a ese mismo instante en el que se desarrolla.
    Hace exactamente un año atrás, me encontraba en una circunstancia vital algo distinta a la que hoy me encuentro, si bien tanto en esa época como hoy en día puedo decir con orgullo que la dicha me embarga (referido al plano profesional).   El año pasado por esta fecha, me encontraba liberado por unas cuantas semanas de mi pega de Zig-Zag, tras cumplir durante ese mes con mi cuota de material pedagógico hecho.  ¿Qué hago con tanto tiempo libre? Me pregunté ¿Qué puedo hacer de provechoso si con este nuevo trabajo, que no implica hacer clases y además hacerme mi propio horario para laburar en casa, me otorga tiempo de sobra para el ocio?  Bueno, ya tenía claro lo feliz que me hacia el compartir con otros lo que a mí me llenaba, hecho que en el mismo acto de la pedagogía había evidenciado con creces (de por sí, creo que por lo general los que escogemos ser profesores, es porque nos gusta transmitir a otros nuestras pasiones, puesto que creemos que lo que nos es placentero bien puede ayudar a otros a convertir sus vidas en algo tan bueno como sucede con nosotros).   Ya le había tomado el gusto a escribir, e incluso pude enterarme de cómo mis escritos anteriores lograron llegar a la sensibilidad de mis lectores (a través de ciertos cuentos que tal vez algún día llegue a publicar por acá u otro medio), así que no me era difícil abrazar la idea de pasar a otro estadio de mi aventura por la escritura; además, había tenido la dicha de leer el trabajo de mis amigos Iván Piñeyro y Miguel Acevedo, quienes con sus propios blogs, se habían convertido en fiel testimonio de todo lo bueno que podían llegar a ser estas redes sociales (a diferencia de Facebook y Tweeter a las que prácticamente desapruebo, por considerlas demasiado superficiales, populistas y tendientes a la sobreexposición, si bien sé que hay por ahí una que otra excepción).
    Cuando me propuse entrar a la llamada “blogósfera”, comencé a recuperar mil y un textos de mi autoría, escritos en varios momentos de mi existencia, todos ellos importantes para mí, pues significaron en el periodo de su gestación una parte importante de mi propia existencia: era hora ya de “desclasificar” algunos y ver si podía contribuir en algo con tanto material digital que anda por ahí en la Red (y si al menos una o más personas a lo largo de ciberespacio le podían sacar provecho a mi humilde trabajo, pues bienvenido sea).  A su vez, despacito, hasta que fui tomando vuelo y confianza (como también a medida que se me iban agotando las reservas de material viejo), fui creando textos nuevos e inéditos, que con el transcurso del tiempo mi musa me fue inspirando.
    Me había hecho el propósito desde que comencé a gestionar en mi cabeza la idea de hacerme un blog, que lo que publicase, fuese completamente de mi autoría; como también que tales post tratasen de numerosos temas, entre todo lo que a mí me entusiasman y me hace feliz y de lo cual me siento lo suficientemente conocedor como para creer que podía subir a la Red algo de cierta calidad y que no me hiciese sentir vergüenza a la hora de releerlo.  Por esta misma razón tomé como norma releer tres veces mis textos recientes antes de compartirlos con ustedes (pero como soy humano y por naturaleza torpe, de vez en cuando se me escapa algo en la última revisión, no obstante gracias a Dios cuento con gente como mi amigo Luciano Ortega, que cuando eso sucede, me echa una manito y me dice de inmediato que hay un error que corregir).
    En un momento determinado de mi labor blogera, me di cuenta cómo el acto de escribir para el Cubil del Ciclope, se transformó en uno de los ejes de mi propia existencia; de este modo, se volvió una verdadero acto de placer para mí el simple hecho de escribir sobre todo aquello que me es esencial o que me ronda en la cabeza con la urgencia de ser trasladado a bits (cómics, libros, seriales, películas y otros).  Quisiera creer que en estos sencillos escritos dejo algo de mí para la posteridad y que tal como se propusieron los hombres de antaño, mi nombre no quedará completamente olvidado (supongo estoy siendo más que iluso e incluso que peco de vanagloria).
    Pero no sólo el sentimiento de felicidad fue el único motivo que me llevó a actualizar de forma permanente esta página: también fue un proceso de catarsis como tan sólo una vez en mi vida anterior creo haber tenido, cuando aquella vez en distintos periodos de mi vida fui escribiendo una larga carta a alguien que ya no estaba conmigo y que nunca llegó tampoco a leer tales palabras tan cargadas de hondo pesar (a veces me pregunto de si dicha persona, por esas fortuitas navegaciones del ciberespacio, ha llegado a encontrarse con mi guarida).  Por esta razón y muchas más continúo escribiendo: para poder expresarme a mis anchas, comunicarme más allá de las fronteras del espacio, del tiempo e incluso de las diferencias idiomáticas; para decir lo que siento, lo que me tiene contento y plantear una que otra idea loca que se me viene a la cabeza…Para sentir que puedo hacer algo que valga la pena y que en ese acto de “creación” sea completamente mío y de nadie más, hasta que alguien lo tome para sí y tal vez, exista una verdadera comunión con ese otro y entonces las ideas tengan un terreno donde germinar.
    Me doy cuenta ahora mismo que el simple hecho de escribir me está llevando por vericuetos insospechados, y que las palabras y sentimientos simplemente se agolpan con las puras ganas de manifestarse.
    Este blog también me ha dado la satisfacción de saber de otras personas que comparten conmigo la misma pasión por estás páginas, muchos de ellos gente a la que agradezco sus comentarios, como también el honor de leer sus propios escritos (que varias veces han llegado a inspirarme ya sea personal, como “profesionalmente”).  Algunos de ellos viven a kilómetros y océanos de distancia de mi persona, pero este medio nos permite sintonizarnos y aprender el uno del otro.
    A su vez el blog me ha enseñado que por mucho que queramos a quienes nos rodean y deseemos hacerlos parte estrecha de quienes somos, esos seres queridos no siempre llegarán a compenetrarse como quisiéramos con nuestro propio mundo interior (y esto al que le caiga).  Queda cierto malestar al respecto, puesto que para mí una de las cosas que más me hace feliz es poder mostrar esa interioridad que me representa, en especial con quienes considero importantes; no obstante no todo el mundo haría por uno lo que uno haría por ellos (y pese a la amargura de esta revelación, esta certeza me ha permitido conocer mejor a quienes me rodean).  Considerando esto y todo lo anterior, pese a las decepciones que he tenido con mis seres queridos (principalmente amigos), me alegro de haber tomado la decisión de crear este blog y así como cumplí un año en esta tarea, espero con ganas tener la oportunidad de seguir colaborando con mis trabajos para el fascinante mundo de Internet.
    Nos estamos leyendo.   Y nuevamente gracias a todos aquellos que me leen y más cuando me han honrado con sus palabras que me alientan a seguir publicando.

jueves, 19 de abril de 2012

Maestros del Horror



    A finales del año 2005, se estrenó por el canal de cable Showtime en Estados Unidos y otras partes del mundo, la primera película original perteneciente al colectivo Maestros del Horror (Masters of Horror).   Este grupo que se hace llamar así, está conformado por varios directores de renombre en el género, encontrándose entre ellos gente de la talla de John Carpenter, Dario Argento, Joe Dante, John Landis, Tobe Hooper, Takeshi Mike, Stuart Gordon, Larry Cohen y muchos más (unos más famosos y talentosos que otros).  La idea de forma este grupo, fue del también director especializado Mick Garris, quien además oficia de guionista y productor de lo que al final se constituyó en una serie televisiva.   Garris tuvo un día la feliz ocurrencia de invitar a varios de sus colegas a una cena y entonces durante la amena charla propuso filmar cada uno una película dentro de un programa de corte antológico.  La idea tuvo buena llegada y así fue como el proyecto fue comprado por el canal Showtime ya mencionado, el cual desde su años de existencia se ha caracterizado por emitir producciones propias de alta calidad y en las cuales no temen a la censura, la violencia, el lenguaje grosero, el sexo y los temas más irreverentes (siendo parte de su parrilla programática shows tan cotizados, como también rupturistas, el drama gay Queer as Folk, el psicotriller  Dexter, la producción histórica Los Tudor y la comedia Estados Unidos de Tara, todos ellos ganadores de múltiples premios).   La idea de este programa que duró dos temporadas de trece películas cada una (no se puede hablar de “episodios” debido a la calidad de cada una de sus historias, ya sea por su factura artística, como por el simple hecho del peso de los directores con los que contó), fue la de presentar semana a semana un filme que en su mayoría adaptara a autores ya consagrados dentro de la literatura del género, entre los que destacan los maestros Poe y Lovecraft, acompañados por talentos como Clive Barker, Richard Matheson, Ambrose Bierce, y muchos más; a su vez también hay filmes con guiones originales que igualmente cuentan historias inolvidables.  Considerando que la serie era emitida por el cable y la estrecha relación entre los responsables de los filmes, estos tuvieron libertad absoluta para darle el enfoque que quisieran en sus obras, de modo de dar rienda suelta en los tubos católicos a sus más oscuras fantasías, otorgándonos a los teleespectadores algunas de las imágenes más fuertes en este tipo de producciones (sólo mencionando la primera temporada, basta recordar tan sólo las salvajadas artísticas y dantescas de Imprint, Jennifer y  Dreams in the Witch-House). Por esta razón  Maestros del Horror  se caracteriza por el hecho de que cada una de sus películas son independientes entre sí, abarcando numerosos aspectos, temas y subgéneros dentro del terror: zombies, horror cósmico, vampiros, psicópatas, extraterrestres, monstruos, fantasmas, demonios y muchos más.   Las producciones además cuentan con grandes actores, algunos de ellos ya reconocidos dentro de este tipo de cine, como lo son Robert Englund, Michael Ironside, Ron Perlman, Cristopher Loyd, Jeffrey Combs y Udo Kier.  El “gore”, o sea las escenas de sangre y truculencia que aquí son abundantes, está a cargo de los especialistas Gregory Nicotero y Howard Berger, quienes ya habían trabajado antes con algunos de estos directores y en más de una película del género (ya sea de bajo o alto presupuesto) mostrando su gran capacidad para crear horrores tanto realistas como pesadillescos.  Otros aspecto a tener en cuenta a la hora de valorar este programa, es la hermosa presentación de corte gótico que comparte cada película, con un más que interesante tema de entrada electrónico compuesto por  Edward Shearmur.   A sí mismo las películas duran alrededor de una hora.
    A lo largo de este año (y quizás parte del próximo) iré analizando y comentando cada una de estas producciones, tomando en cuenta el orden cronológico en que fueron exhibidas en un principio.

1. Incident On and Off a Mountain Road (conocida en español como Terror en la Montaña y Esculturas Humanas, entre otros) de Don Coscarelli.

1.1. El Director.

Don Coscarelli.
    Emitida por primera vez el 28 de octubre de 2005.  Su director comenzó en el cine independiente con filmes no del género durante la década de los setenta, hasta que en el año de 1979 le dio en el blanco con una película que se transformaría en un filme de culto y que daría pie además a tres secuelas también dirigidas y escritas por Coscarelli: Phantasma.  La película es tan efectiva, que la revista especializada Fangoria la considera entre los trece mejores filmes de terror de los setenta.  En cuanto a su trama, esta es una más que interesante saga que tiene como “malo de la historia” al llamado Hombre Alto, quien entre los conocedores del género se encuentra dentro del mismo panteón de los monstruos y psicópatas más recordados y queridos del cine de terror actual: Alien, Depredador, Punkinghead, Michael Myers, Freddy Krueguer, Chucky y Jason, entre otros.  La historia trata sobre un muy particular alienígena que persigue a un grupo de niños y que usa unas esferas metálicas voladoras bastante siniestras, de las que salen unas mortales cuchillas.  Cada película es la continuación de la otra, y están más que bien dirigidas, destacando la presencia ominosa de su aterrador protagonista.  La filmografía de Don Coscarelli no es muy extensa, pero aparte de su saga de Phantasma se encuentra su filme de fantasía épica El Señor de las Bestias (1982), en la que hizo su propia versión de las  películas “peplum” italianas de espada y brujería, considerando que para la época el fenómeno cinematográfico de Conan estaba pegando fuerte en Hollywood; esta película tuvo dos secuelas, encargándose Coscarelli del guión de la tercera entrega.   En el año 2002 hizo su última contribución al cine, antes de su trabajo para Maestros del Horror, con Bubba Ho-tep, la que le costó apenas 300.000 dólares y pese a lo cual igual salió con dignidad, superando incluso a lo aparentemente ridículo de la trama: Un supuesto Elvis Presley en decadencia viviendo en un geriátrico, se las tiene  que ver con una milenaria momia egipcia. 
     Considerando las escasas, pero aún atractivas contribuciones de este director nacido en Libia, es de agradecer que Mick Garris y compañía hayan permitido a Coscarelli mostrar su talento, en un filme que va más allá de la sana entretención, puesto que contiene más de una segunda lectura.  A continuación me referiré en específico a esta primera entrega de una ya programa clásico y del culto, hasta el momento ni siquiera superado por su sucesora, Fear Itseff, si bien los españoles con sus Películas para no dormir y los mexicanos con 13 Miedos lograron hacer producciones de este tipo para la TV y de gran calidad.


1.2. La Película.

    Al igual que en su anterior película, Bubba Ho-tep, Don Coscarelli adaptó un cuento del escritor y guionista John R. Lansdale, quien por su parte bastante ha dado en el género del terror, la ciencia ficción e incluso el western y los cómics/animaciones de superhéroes del calibre de Batman y Superman.  Todo este trabajo le ha significado a Lansdale numerosos premios, si bien su obra narrativa en castellano es casi nula y apenas se le conoce por estos lares.
    El filme aborda más de un tema que pasa por sobre la historia literal, lo que en general es propio de la factoría de Maestros del Horror, donde sus gestores no sólo velan por contar una buena y entretenida historia de terror (muchas veces sangrienta), si no que también presentan una ácida crítica social, un discurso político y un montón de alusiones intertextuales.  La trama versa sobre una joven y hermosa mujer que sufre en medio de una desolada carretera un accidente; el incidente ocurre en plena noche y más encima en medio de la montaña, alejado de cualquier comunidad.  La protagonista se encuentra sola y aparentemente desamparada ante cualquier otro imprevisto.  Es entonces que en medio de este paraje solitario se encuentra con un gargantuesco psicópata (luego nos enteramos de la desaparición de numerosas personas, así como también de sus muertes a manos de este aterrador sujeto, quien además ni siquiera habla).  Es así como se dará una batalla entre estas dos figuras en las que la oposición se hará evidente en varias aristas: la guerra entre los sexos, la lucha entre la aparente cordura y la racionalidad, versus la locura y el instinto, civilización versus barbarie, dos fuerzas de la naturaleza que se disputan la supremacía, orden y caos, etc.  No obstante acá nada es lo que parece y puede que el ya trillado argumento tan pulp de la damisela en apuro ante un sujeto que simboliza el poder avasallante de la masculinidad, se vea dado vuelta para contar una ficción donde las sorpresas abundan.  
    Paralelo a la persecución/escape narrado acá, por medio de abundantes flash-backs Coscarelli nos muestra el pasado de la posible nueva víctima de Moonface.  Estas imágenes retrospectivas nos van dando las pistas suficientes como para conocer quién realmente es la mujer que ha caído en las garras del asesino.
    La casa a la que llega la protagonista, más bien su guarida, es más que espantosa y muestra la insanía  a la que puede llegar una mente amoral, donde un ser humano es capaz de reducirse a la bestialidad misma y donde el mal se manifiesta en medio de las peores salvajadas; no hay espacio para la compasión, ni menos para la dignidad…en otras palabras, el lugar donde llega la protagonista, es un verdadero descenso a los Infiernos.  La muerte ronda en ese lugar y la única forma de sobrevivir allí, es abrazando la violencia y la locura.  
    Es entonces que el tema de la sobrevivencia se manifiesta fuertemente en esta obra, lo que va en paralelo al “tiempo presente” aquí mostrado, junto con los recuerdos de la heroína de turno.  Conocido es el trauma gringo ante el tema del “extraño”, léase “extranjero” y como en USA existe un culto hacia las armas, la defensa personal y todo lo que implique un estilo de vida de preparación ante el peligro que puede significar la invasión de su territorialidad (ironía aparte si se considera su política de particular imperialismo disfrazado de paternalismo).   Por ende, el filme juega con esta otra obsesión del “país más poderoso del mundo”, mostrándonos como muchos otros filmes contestarios, que por debajo de la facha de sociedad y ciudadanos perfectos y “desarrollados” del primer mundo, la bestia interior siempre estará latente.
    Dentro de un plano menos político, aunque no por ello deja de ser curioso y atrayente, esta película también aborda otro leiv motiv tan caro a las leyendas urbanas de EE.UU. y que tantos grandes filmes de terror ha inspirado: la idea más que verosímil de que en medio de sus montañas se esconden seres monstruosos, productos de familias endogámicas, que practican el canibalismo y todo tipo de aberraciones.  La lista es larga: cualquiera de las versiones de La Matanza de Texas y La Colina de los Ojos Malditos (su remacke y posterior secuela se conoció acá con el nombre de El Despertar del Diablo), la saga de Wrong Turn (Camino hacia el Terror en Latinoamérica), sin dejar de mencionar un antológico episodio de la cuarta temporada de la ya de culto serie de televisión Los Expedientes X, llamado irónicamente Home.  De este modo, lo que acá hace Coscarrelli es en parte homenajear este subgénero dentro del cine gore hollywoodense, haciendo su particular contribución.


domingo, 8 de abril de 2012

Carta Abierta a Isabel Allende.



Querida Isabel:

    Hace tiempo que deseaba escribirte, hace rato que tenia pendiente compartir contigo unos cuantos recuerdos y reflexiones que se me vienen a la mente cuando pienso en ti, cuando hablo de tus libros y puedo darme cuenta de todo lo importante que han sido en mi vida.  De hecho, puedo mirar hacia atrás, a más de la mitad de mi vida y darme cuenta sin vergüenza de cómo a lo largo de estos años tus libros, tus historias y tanto personaje entrañable se han ido quedando conmigo como verdaderos amigos.  También puedo decir sin tapujos que tal como he podido llegar a apreciar tu obra, igualmente me siento ligado a tus penas y alegrías, puesto que no es difícil seguir la vida y la carrera de alguien a quien se admira y que llega a convertirse en un referente dentro de tu vida…
    Tenía entre 13 y 14 años cuando un miércoles por la noche viendo el programa de reportajes Contacto de Canal 13, el cual esperaba con muchas ganas semana a semana, me enteré de una escritora de nacionalidad chilena y que tras su exilio en Venezuela  luego del Golpe Militar de Pinochet, que significó tantas desgracias en nuestro país, comenzó a escribir una novela que para la fecha era todo un best seller mundial, traducida a un montón de lenguas, siendo que además ya llevaba otros libros publicados con enorme éxito   ¿Una autora chilena de novelas de fama internacional? ¿Y más encima sobrina del presidente mártir Salvador Allende? Todo eso y el resto de las circunstancias que rodeaban a esta artista nacional, me hicieron desear leer sus libros, empezando por supuesto por su ópera prima de nombre que invitaba a tanta expectativa: La Casa de los Espíritus.  Para cuando cumplí quince años, pedí a mis padres como único regalo dos libros: Cien Años de Soledad del cual no sabía nada, aunque ya había gozado de otra obra de su autor, Crónica de una muerte anunciada y que tantas buenas referencias tenía de él; y el otro era tu libro sobre la familia Trueba.  Como buen chileno que ama su patria, me leí primero el tuyo y más tarde la que para muchos es considerada la mejor y más importante novela latinoamericana (sólo después sabría de las rencorosas comparaciones entre ambos textos, en especial de parte de tus detractores, pero aún así nunca dejó de llamarme la atención que hayan llegado a mis manos al mismo tiempo estos dos libros tan ligados entre sí).   Pero eres tú quién ahora me hace escribir, no don García Márquez.
     Leer a esa edad tu libro, conocer a Esteban Trueba, a Clara clarividente, a Férula, a Blanca, a Alba, a Tránsito del Soto… ¡Qué maravilloso fue! Si la memoria no me falla, pasé la primera semana de vacaciones de invierno devorándome esas páginas. En aquel entonces bastaba sólo con el poder de una buena historia que pudiera entretenerme y llevarme a otros lugares, otras épocas, otras costumbres como para conquistar el corazón de tal adolescente de esos años, tan ávido de nuevas fabulaciones.  Cuando acabé con el libro, mi corazón se hinchó de orgullo por saber que fue de la desbordante imaginación de una compatriota de donde salió tan maravillosa historia.
   Y así fue como comenzó mi relación contigo, año tras año, leyendo el resto de tu trabajo, otras veces releyéndolo, hasta que un día me encontré haciendo clases y así fue como entre los libros que daba a leer a mis jóvenes alumnos agregué varios títulos de tu autoría.  Entonces pasé a otra etapa de mi existencia junto a ti, pues ahora tus narraciones no sólo me seducían y me acompañaban en mis ratos de ocio, si no que además me ayudaban a acercar a los niños al mundo de la lectura; puedo decir agradecido que aquellos que se atrevieron a leer realmente tus libros, no sólo los disfrutaron, si no que luego quisieron más de ti, se acercaron por su cuenta al resto de tus libros y por extensión llegaron a leer a otros escritores…¿Se puede pedir más en tu rol como profesor de Lengua Castellana? Al menos para mí ese es un triunfo que con gusto comparto contigo.
    Es así como el quinceañero de otrora fue desarrollando su manera para acercarse al texto literario y hoy en día, ya con 36 años de vida, puedo no sólo refocilarme con una trama atrayente, también puedo leer ente líneas y darme cuenta de los grandes temas abordados en la obra de arte; puedo comentar con pasión lo que descubrí al leer algo que además de entretenerme, me hizo meditar sobre mi propia existencia y contribuyó a mi crecimiento personal; puedo llegar a darme cuenta que “leemos para saber que no estamos solos” y que una de las mayores satisfacciones que poseo es la de transmitir a otros la alegría que me provoca leer algo como tus historias.  Me esmero por conseguir ese efecto entre mis queridos estudiantes.
   Cuando me enteré de la muerte de tu hija Paula, no lloré, pero sí llegué a lamentarlo, porque una persona muy querida para mí, perdía a alguien tan importante dentro de su existencia (y como siempre uno desea lo mejor para quienes ama, de inmediato siente empatía con sus pesares).  Un verano me encontré leyendo tu libro dedicado a Paula y entonces de veras sentí el sufrimiento que significó perder tan bella persona.  Ya había vivido dentro de mi familia, siendo niño, el dolor de un padre y una madre por sobrevivir a su descendencia, pero recién ahora alguien me abría las puertas de su corazón y sus recuerdos para entender tal desdicha.  Y sin embargo tras esa pérdida que nos comunicabas, un inmenso amor por la vida y una fuerte creencia en que ésta continuaba, nos dejaste.
    Tiempo ha pasado desde aquella primera vez en que me encontré con tus fabulaciones.  Puedo recordar tantas anécdotas relacionadas con tus libros…La vez en que a un curso le hice leer La Casa de los Espíritus y como evaluación los hice realizar un cómic adaptando una parte del libro ¡Vieras los hermosos trabajos que hicieron inspirados en tu trabajo! Un día iba en la micro leyendo Mi País Inventado y en los momentos más humorísticos mis carcajadas se oían en todo el vehiculo, de modo que mucha gente me miraba extrañada, pero yo seguía sumido en mi lectura (supongo hay personas que como no leen, ignoran cuán grata puede llegar a ser la comunicación entre un autor y su lector).  En otra ocasión también me dirigía hacia mi casa en una micro, tan ensimismado en Hija de la Fortuna, que no me di cuenta cuando me pasé de largo de donde debía bajarme y llegué a otro lugar, bastante lejos de mi destino.  El año pasado no más por fin me compré y leí El Plan Infinito, título que tenía pendiente de cuando estaba como en segundo medio y la publicidad de su lanzamiento me tenía muy entusiasmado; cuando ya por fin lo pude leer y llegué al momento en que Carmen viaja a Vietnam para buscar a su futuro hijo adoptivo, los ojos se me humedecieron, lo que me ha pasado pocas veces en la vida con un libro (una vez más llegabas a nuestro corazón, logrando provocar tantas emociones en nosotros y recordándonos nuestras propias alegrías y penas, haciéndonos darnos cuenta la grandeza del espíritu humano, radica en nuestra capacidad de compartir nuestros sentimientos con otros).
    Siempre me ha molestado el “chaqueteo” en Chile, esa mala costumbre criolla que muestra la envidia nacional ante los compatriotas que triunfan; a esto se le suma la actitud elitista e intelectualoide de quienes creen que el arte es algo sólo para “iniciados” y que una buena obra de arte es sólo aquella “comprometida” con una ideología determinada y que para ser artista de respeto debes morirte de hambre o ser un “artista maldito”.  Bien sabes cuánto han hablado al respecto sobre ti y tu labor, en especial aquellos que son incapaces de admitir que les gustaría tener aunque sea la mitad de tu éxito.  Pues en más de una ocasión me he encontrado defendiendo tu trabajo, ya que muchas veces son personas que ni siquiera han leído un cuento tuyo o que se quedaron con la visión de un libro o a lo menos dos, ignorando tu evolución como autora; yo mismo he percibido tu evolución, de escribir realismo mágico que es cierto mucho le debía a Gabriel García Márquez (y no por ello es un pecado), a pasar a una literatura mucho más intimista (tus memorias desde Paula a La Suma de los Días) para luego encontrar a una escritora ya con su propia voz en esas novelas históricas mezcladas con el mismo realismo mágico que desde Hija de la Fortuna se pueden apreciar….Si todo este camino recorrido no evidencia el crecimiento de una escritora como tú, es que entonces quien lo ignora está ciego.  ¿Sabes? No soy el único profesor chileno que defiende tu trabajo en las aulas y entre sus colegas (que muchas veces apenas se leen el diario); somos hartos lo que damos a leer tus libros en el colegio y como ya te he contado, son un éxito entre los estudiantes; de hecho, algo que me hace muy feliz es ver cómo jóvenes y adultos que apenas leen, debido a tus novelas le toman el gusto a la narrativa (por eso no creo en una literatura de minorías). 
    Cuando por fin te dieron el Premio Nacional de Literatura, hice mi propia celebración de dicho evento.  Por las calles, en las librerías, veía los afiches que conmemoraban tu premio y aquello de  “Isabel Allende, la escritora chilena más leída y querida en el mundo” me emocionaba.  A los días después del veredicto te hacia mi propio homenaje en mi MSN, al poner en mi nick de esa semana que te felicitaba por tu merecido galardón y terminaba con un “te quiero mucho”.   Me doy cuenta que es posible llegar no sólo a admirar a alguien a quien no se conoce, si no que a sentirlo (sentirla) parte de tu vida como a esas personas que más quieres en tu vida…y eso me pasa contigo.
    También te estoy agradecido de todo lo que has hecho por Chile, desde tus constantes donaciones de libros para nuestras bibliotecas y colegios, hasta tu apoyo monetario tras del último terremoto que asoló nuestra nación.  Eso dice mucho de ti.   Por eso no sólo valoro a la artista quien eres, si no que a la persona integral que hay en tu persona.
    Me pregunto si llegarás a leer esta “Carta Abierta”, que pronto subiré a mi blog para compartir con otros que gustan de tus heroínas y héroes tan particulares.  Enviaré este documento a tu página oficial, que ignoro si llegarán realmente a tus manos estas sentidas palabras.  En todo caso, por fin he dado forma a este deseo mío de por años de mandarte una carta donde por fin puedo darte las gracias por tantos momentos inolvidables, tantas historias llenas de humanidad y tanto personaje que se ha quedado en mi memoria.  En suma: gracias por ser tú.

      Elwin Álvarez Fuentes.






domingo, 1 de abril de 2012

¿Por qué necesitamos a los superhéroes?



Cada hombre tiene una oportunidad de ser su propio héroe.
Padre de John Crichton, protagonista de la serie de ciencia ficción Farscape al final de la primera temporada.

    A mis queridos amigos Miguel Acevedo, Marcelo López, Mauricio Tapia, Cecilia Navia, Iván Piñeyro, María Elena Francovich, Mónica Tapia, Alejandro Sanhueza, Leonardo Navarro, Luciano Ortega y Fabián Ibarra; para mi sobrino Alonso Yañez y mi ahijado Sebastián Gaete, todos ellos quiénes aún siguen vibrando y emocionándose con las historias de sus personajes predilectos.
    A todos quienes comparten con nosotros este amor por estos héroes que representan nuestros sueños y esperanzas y que con cada aventura nos enseñan algo mejor de nosotros mismos.
    Y por último (y en especial) a mi querido sobrinito Amilcar Concha, quien en apenas sus dos años y medio de existencia ya es feliz con su Batman, su Hulk, su Superman y su Spiderman.  Mi adorado Amilcar, aún no sabes leer (y apenas hablas), pero ya me otorgas la dicha de compartir contigo esta parte tan importante de mi vida y por ello me has dado también algunas de las mayores alegrías de la misma.  Pondré todo mi empeño en seguir siendo tu superhéroe favorito.

    Durante tiempos inmemoriales los héroes han estado en nuestras historias y tradiciones, alentándonos con sus hazañas e inspirándonos con sus numerosas virtudes a ser lo mejor de nosotros mismos…a emularlos.   Desde las narraciones orales de la mitología con sus héroes míticos, semidioses y nobles tales como Hércules, Perseo y Odiseo para los grecolatinos, el Rey Mono de los budistas, Sigfrid de los nórdicos, el Gilgamesh sumerio y así tantos otros personajes maravillosos y legendarios, han ido creando el prototipo de héroe que hasta nuestros días sigue fuerte dentro del inconciente colectivo. Luego, en plena Edad Media, las figuras de personajes como el Mío Cid, Robin Hood y el Rey Arturo junto a todos sus caballeros, sin dejar de mencionar a Merlín, fueron engrosando la lista de individuos ejemplares que se transformaron en el paradigma de quienes oyen/leen sobre sus vidas (sin querer caer en la herejía, ni ser ofensivo con los creyentes, es el mismo efecto positivo que provocan figuras religiosas como Jesús, Moisés, Mahoma, Buda y tanto santo dentro de la Iglesia Católica).  Y todo esto, pues el ser humano siempre necesitará de modelos que le permitan orientar hacia uno u otro camino su existencia.
    Y si el personaje que uno elige para tomar como fuente de inspiración en su vida responde a estos estereotipos heroicos, es seguro que el hombre o mujer en cuestión hará lo posible por ser alguien cuyo paso por la vida haya realmente valido la pena.
    La literatura desde los antiguos poemas épicos y luego los cantares de gesta, como también las novelas de caballería, se ha dedicado a tomar estos arquetipos para contar una y otra vez historias donde en una sola figura se encarnan nuestros más grandes anhelos y donde el protagonista se traduce en un cúmulo de la perfección de lo que llamamos ser humano.  El héroe mítico, el héroe de las leyendas, el de la pluma literaria posterior y el del mundo actual de las series de TV, películas y el de los cómics (siendo estos últimos lo que ahora mismo me llevan a escribir estas palabras) ha ido quedándose en nuestra cultura y nuestro corazón para hacer que ilimitadas historias se vayan tejiendo a lo largo de los siglos.
    ¿Y por qué razón esta necesidad de sintetizar en unos cuantos, aunque sea de una forma idílica, lo que consideramos debería ser un persona loable? Pues tal como le dice la tía May a Peter Parker, en la segunda película de la trilogía cinematográfica de Spiderman y dirigida por San Raimi:

    “A todos les encantan los héroes.  La gente hace cola para verlos.  Los anima.  Grita sus nombres.  Y años después, cuentan cómo se quedaron parados horas en la lluvia sólo para ver al que les enseñó a aguantar un segundo más.  Yo creo que todos tenemos un héroe dentro que nos mantiene honestos, nos da fuerzas, nos hace nobles y, finalmente, nos permite morir con orgullo. Aunque a veces tenemos que mantenernos firmes y renunciar a la cosa que más queremos.  Hasta a nuestros sueños”.

     Pues todo eso son los héroes, nuestros héroes de ficción y los de la vida real, aquellos que quisiéramos conocer, como también pueden llegar a serlo quienes nos rodean y con su ejemplo nos ayudan a crecer.  Nos reflejamos, nos proyectamos en sus personas no sólo para gozar con sus aventuras, si no que también para adentrarnos dentro de nosotros mismos y preguntarnos “¿Qué he hecho yo para contribuir al mundo?”, “¿Puedo ser alguien mejor de lo que soy ahora?”.  Al menos eso es lo que a mí me pasa cuando leo las aventuras de mis personajes favoritos o me preguntan por qué me gustan a mi edad (36 años) los cómics de superhéroes; supongo a muchos y a muchas les pasa lo mismo.  Nadie que admire a estos personajes quiere pasar por el mundo sin aportar en algo para que este planeta sea un lugar mejor y si esas historias logran motivarte a dar lo mejor de ti y te dan fuerza para luchar con más ganas antes las adversidades de la vida real, bienvenido sea.
    Es aquí cuando llegamos específicamente a la figura del superhéroe, quien no es otra cosa que una versión actualizada y mediática de estos personajes de la tradición oral.  Ficciones donde lo moderno se fusiona con lo clásico como sucede con Thor de los cómics de Marvel, variante del dios nórdico que nunca deja de poseer las mismas connotaciones míticas o el Batman de DC, quien está claramente inspirado en la figura del Zorro, personaje literario que a su vez tantas versiones ha tenido en la TV, el cine y el cómic mismo.
    Por eso las ficciones que se cuentan en las páginas de tantas historietas e incluso en sus versiones animadas y/o películas, son tan atractivas para la gente.  Pues una buena historia no sólo entretiene, si no que además retrata nuestra humanidad y con ello desnuda el alma humana.
    Puedo recordar y traer a colación tanto personaje heroico… ¿Por qué razón Superman es el prototipo del superhéroe? Pues porque como muy bien sabe todo seguidor de sus aventuras, su espíritu noble y fiel creencia en la bondad de los demás, lo convierte en el paradigma de la figura paterna y protectora que cualquier quisiera tener a nuestro lado.  ¿Qué hace que un personaje que casi raya en la paranoia como Batman sea tan popular y prácticamente le quite lugar a Superman en las historietas? La respuesta es sencilla, Batman en medio de todas sus debilidades, se mantiene fuerte y seguro debido justo a su propia condición de ser humano (lo que no sucede con personajes con carácter divino como el propio kryptoniano, la Mujer Maravilla, Thor y tantos otros, quienes en su calidad sobrehumana no deben luchar contra su propia fragilidad mortal) y con ello nos demuestra que cualquiera de nosotros puede ser su propio héroe o superhéroe.  ¿Qué tiene Spiderman que lo hace tan querido entre la gente, pese a que no siempre sale triunfando en su lucha contra el crimen? Nuestro amistoso vecino el Hombre Araña aún cuando las condiciones van contra él, siempre se levanta y sigue luchando, nunca pierde la fe y con ello nos da el ejemplo para seguir en la senda del bien, sacar a la luz nuestras ganas de vivir con dignidad y demostrar a los demás que somos valiosos.  ¿Por qué cualquiera de los X-Men sigue su labor bienhechora aún entre quienes los rechazan? La respuesta es sencilla, cada uno es valioso en sí mismo y los principios de la autenticidad y la tolerancia son primordiales si deseamos ser en realidad personas civilizadas, por no dejar de mencionar que el amor y el poder del perdón bien pueden ser las directrices que rijan nuestras vidas.  Podría nombrar muchos personajes más, Daredevil por ejemplo, quien nos demuestra que no importan nuestras diferencias e incapacidades, pese a que él es ciego, aún así es un elemento benigno dentro de la comunidad…
    Y los japoneses también saben de héroes y de lucha constante frente a la adversidad, si tan sólo recordamos como pese a los devastadores efectos del maremoto (y no marepoto) del año pasado, siendo además el único país que ha sufrido nada menos que dos bombas atómicas en sus hermosas tierras, siempre han sabido resurgir de las cenizas tal como el Ave Fénix.  Ellos siempre resaltan sus principios de valor y honor, su legendario código del bushido, que son plasmados en tantos personajes amados y admirados en todo el mundo. ¿Por qué Ultraman y el resto de su familia pese a la carencia muchas veces de sus efectos especiales en sus producciones siguen motivándonos a creer en ellos e hinchando nuestros corazones? Pues todos ellos se enfrentan al monstruo de turno, verdaderas metáforas de las fuerzas de la naturaleza que asolan su nación y las que sin embargo nunca han logrado quitarles su espíritu de lucha y decoro.  ¿Por qué Goku, Krilin, Píkoro, Vegeta y compañía en Dragon Ball siguen siendo algunos de los personajes nipones más populares entre los llamados “otakus”, fanáticos del cómic japonés y la animación nipona? Debido a que todos ellos nos han demostrado que siempre hay una razón para luchar y que existen las oportunidades para demostrarles a los demás que podemos cambiar, que podemos superarnos y construir junto a quienes nos rodean un lugar mejor para todos.  ¿Y Kenshin Himura de Samurai X qué tiene para decirnos al respecto? Él y el resto de sus compañeros también han demostrado que no es nuestro pasado el que nos define, si no que como bien dijo una vez Dumbledore a Harry Potter, son nuestras decisiones las que lo hacen; de modo que siempre hay una oportunidad para la redención y que es la lucha por el bien y la justicia lo que nos permitirá ser felices y vivir en armonía con quienes nos rodean.
    Todo eso y más son los héroes, todo eso y mucho más son nuestros superhéroes.  ¿Por qué leo cómics, me emociono con este tipo de aventuras y aún disfruto de las animaciones japonesas? Porque quiero creer que aún existe bondad en el corazón humano y son estas historias las que me ayudan a nunca perder esa idea.  En otras palabras, me ayudan a superarme.



Hay Camaleones entre nosotros…



    Con esa frase casi ominosa comienzan los créditos iniciales de la serie The Pretender (1996-2001) y que en Latinoamérica fue conocida como El Camaleón.  La serie tuvo cuatro temporadas, llegando a los 86 episodios y un año después se le agregaron dos películas para la televisión, que pretendieron darle el final que en la cuarta temporada quedó en suspenso.
    En Chile en la televisión abierta, se emitió en Televisión Nacional durantes las tardes de los sábados en su primera temporada (allá por los años 97 ó 98) y su segunda temporada a manera de relleno durantes las vacaciones de verano al año siguiente, cometiendo la “criminal” acción de eliminar muchas veces la introducción al capítulo para así “ahorrar tiempo” y hacerlo calzar junto a otras series consideradas para pasar el rato en las monótonas tardes estivales (la otra serie fue Buffy, con la cual hicieron lo mismo de eliminar dichas introducciones).  Luego de esto, nunca más volvieron a emitir el programa.
    La serie es sí es una historia de ciencia ficción, si bien en ella son la aventura y la intriga lo que más priman, ya que la dosis de ciencia ficción se mantiene en un plano menor; no obstante en este programa se aborda el tema de la manipulación genética, incluyendo clones y los experimentos mentales, entre otros aspectos más sutiles del género.
   Es la historia de Jarod (a lo largo de la serie muchos de los personajes principales o bien sólo tienen nombres, o sólo un primer apellido), un hombre que al ser un niño superdotado, fue raptado y llevado a una secreta y oscura organización llamada el Centro.   Allí junto a otros menores de edad, se explotaron sus dones y se le hizo realizar una serie de simulaciones de supuestas situaciones hipotéticas, para ver cómo sería capaz de resolverlas.  Ya adulto y justo al comenzar el programa con su episodio inicial, Jarod se da cuenta que el Centro lucró con sus habilidades y por ello incluso muchos inocentes murieron; así es como decide escapar y con ello comienza su viaje a través del cual vivirá un montón de historias inolvidables, donde gracias a sus capacidades y deseo de redención, tocará la vida de muchas personas.
    El nombre de la serie, ya sea en su versión original como en su traducción para Latinoamérica, se refiere a que Jarod posee el talento que le permite adaptarse a cualquier tipo de situación, llegando a representar el papel de lo que desee ser o que la necesidad lo amerite; de este modo puede hacerse pasar por médico, abogado, profesor, policía, militar, sacerdote, científico y lo que sea, ya que maneja todas las habilidades y conocimientos adecuados para tomar la identidad que corresponda.
    En su afán de hacer justicia, Jarod se dedica a solucionar entuertos de personas que han sido víctimas de individuos inescrupulosos.  Para esto en muchos de los casos investiga en la prensa noticias que calcen dentro de estos parámetros y entonces contacta a sus futuros beneficiarios, pero siempre bajo una nueva identidad, con lo que logra encontrar a los culpables, si es que ya no los había identificado previamente.  Sus protegidos ignoran su verdadera identidad, por lo que tanto inocentes como culpables no tienen idea de lo quién es esta nueva persona con la que ahora comparten.  Luego ya para el clímax del capítulo hace que el criminal de turno sea descubierto, no sin antes hacer su propia justicia poética, aunque para ello nunca mata, sólo hacer pasar un buen mal rato al malhechor (salvo en una ocasión en especial, donde sí se vio obligado a matar, pero fue bajo circunstancias especiales).  Esta fórmula se usó mayormente durante las dos primeras temporadas, pero luego se mostró cómo Jarod de forma fortuita se encontraba con personas que bien necesitaban de su ayuda, por lo que de inmediato el héroe tomaba las riendas del caso.   En estas dos primeras temporadas, muchas veces Jarod contó con el apoyo de singulares personajes para conseguir sus designios, como una abuela motorista o un conductor de limusina travesti (uno de los fuertes de la serie  es el gran desfile de personajes variopintos y entrañables, todos ellos con una humanidad tal que muy bien merecían aparecer en más de una ocasión, lo que se hizo con muy pocos).
    Como el mismo Batman, Jarod siempre está un paso por delante de quienes busca llevar a la justicia, así como también de cada una de las personas que el Centro envía a capturarlo.  Muchas veces las circunstancias parecieran ir en su contra, pero al final Jaror sale victorioso, incluso frente a las narices del Centro.  Es así como su capacidad para el engaño es tal, que cuando se cree que un hecho se va a desarrollar de una forma, al final no es otra cosa que una estratagema de este camaleón humano para conseguir sus objetivos (inolvidable el principio de la tercera temporada donde durante gran parte del capítulo, uno cree que en realidad Jarod se ha vuelto loco o el episodio de la cuarta temporada en el que pareciera que en verdad comparte la ideología racista de un grupo tipo Ku Klux Khan).
    Además de socorrer a inocentes y de estar en un constante viaje de escape, Jarod también aprovecha de buscar a sus padres, de quienes bien poco sabe, por lo que a medida que la serie avanza va en busca de pistas que le permitan encontrar su paradero.   Este periplo suyo no es tan sencillo, puesto que el Centro se resiste en perder a su máximo logro y tiene a un equipo dedicado en exclusiva para encontrarlo y devolverlo a sus instalaciones.   El principal equipo que vela por traerlo de vuelta, está conformado por un trío de carismáticos especialistas que llegan a tener un verdadero vínculo emocional con Jarod, puesto que además lo conocían desde su época en el Centro y por otro lado, ninguno de ellos corresponde al tipo de personas manipuladoras y malvadas que acostumbra haber en dicha organización.   Es así como Jarod a su vez también se preocupa por la misma felicidad de estos tres, habiendo además numerosas ocasiones donde llegan a encontrarse, pero al final el genio siempre se les escapa.  De este modo paralelo a mostrar las aventuras del protagonista, se abordan las mismas andanzas y vicisitudes de este equipo, los cuales para ser sinceros, poseen un atractivo similar al de Jarod (en el apartado a los personajes de este programa se adjuntan datos sobre estos y muchos más).
     Dentro de los elementos de ciencia ficción, si bien a la fecha ya no se ve tan “futurista”, Jarod escapó junto a una especie de computadora portátil que usa unos discos pequeños que guardan información (similares a los discos compactos).  Estos discos contienen antiguas grabaciones del Centro, donde se registraban con cámaras ocultas muchos de los eventos del pasado de Jarod, así como el de quienes lo rodeaban y hoy seguen ligados al él desde el Centro mismo.   Este “gadget” sirve como excusa para mostrar en la mayoría de los episodios una tercera línea de acción en la trama, la que corresponde a eventos de gran relevancia para la propia vida de Jarod, como de la Srta. Parker y Sydney, dos de los tres que corresponden al equipo principal que anda detrás del camaleón; estos eventos del pasado tendrán repercusión con el presente de estos personajes a lo largo de toda la serie, viéndose cómo se ramifican sus repercusiones.   Estos vistazos al pasado, se muestran en blanco y negro y obviamente muestran a los protagonistas más jóvenes, siendo que Jarod, la Srta. Parker y a otros acá se les ve como a los niños que entonces eran.
    En cuanto al Centro mismo, este es dirigido desde la sombras por un llamado Triunvirato, del cual siempre se habla con respeto y temor.  No obstante nunca se sabe quiénes son sus integrantes, si bien al final de la tercera temporada aparece el oscuro personaje de Mutumbo, líder de la división de África del Centro; éste está mucho más arriba en la jerarquía de la institución que todo el resto de los mandamases que hasta el momento se habían conocido.
    Llama la atención que a lo largo de las cuatro temporadas Jarod, quien posee más de un atractivo con su personalidad que bien llega a ser encantadora, apenas haya tenido romances (uno en la primera temporada, que significó además su primera experiencia sexual; otro en la segunda que al final quedó truncado por motivos de fuerza mayor y un tercero en la cuarta temporada, en quizás uno de los más emotivos capítulos y que por fin llega a tener secuelas positivas, cuando ya al final de la temporada misma se ve que Jarod mantiene contacto con su enamorada).  Esta falta del elemento romántico en la serie por parte de un protagonista al que en numerosas ocasiones se explota en su sex-appeal (constantemente se le muestra con ropa ajustada que resalta su bien formado cuerpo, así como en varias escenas se le ve a torso desnudo), bien puede responder a más de una razón: Por un lado mientras Jarod estuvo retenido en el Centro, se le privó de muchas experiencias que alguien dentro de la normalidad habría tenido, como el mismo hecho fundamental de tener padres y una familia, así como otras ya de un carácter menos espiritual, aunque no por ello menos significativas, tales como probar dulces (fuera del Centro se hace adicto al helado y a esos dulces que van acompañados por una cabeza de juguete, que se presiona para echarse a la boca la golosina), disfrutar de los cómics, practicar deportes extremos y otros.  De este modo muchas cosas que hace fuera del Centro son por primera vez, instancia en las que recién el protagonista comienza a desarrollar su verdadera inteligencia social y su manejo de las relaciones interpersonales.  Ello implica que en muchos aspectos sigue siendo un niño, su capacidad de asombro continua con la misma intensidad que la de alguien menor y más en alguien que recién está experimentando lo que otro a su edad, ya hace rato lo tendría dentro de sus vivencias incorporadas.  Además su propio destino de héroe errante, que escapa por un lado y que busca sus propias raíces por otro, le impide tener la mente dirigida a la idea de crear ese tipo de lazos que lo hagan quedarse en un solo lugar.
    Otro aspecto más que interesante a la hora de valorar, apreciar y analizar este programa, es su hondo carácter religioso, más bien de corte católico.  Muchos de los personajes principales practican abiertamente el catolicismo, como lo son Sydney, la Srta. Parker, la madre de ésta y el siniestro Sr. Raines, aunque ya para la última temporada, luego de su supuesta conversión.  Hay un episodio que aborda el tema del budismo y tal como en los capítulos donde la religión católica es tratada, se le muestra con respeto y otorgándole su importancia dentro de la vida de sus adeptos.  Este hondo sentido religioso va muy de la mano en una serie donde el protagonista busca, entre otras cosas, su redención personal y también personajes de la talla de Sydney y la Srta. Parker no se quedan atrás.  A su vez se presenta en la serie el tema de la culpa y la idea tan “católica” de que “La verdad los hará libres”, condicionando la mayoría de los capítulos donde los personajes andan detrás de su propia salvación.  En la medida que van separando la mentira de la realidad, poco a poco van encontrándose consigo mismos y llegan a acercarse más a la idea de estar en paz con sus personas.  Es así como el sacramento católico de la confesión hace más de una aparición en este programa, con lo cual la idea de la purgación de los pecados se hace más que evidente.
    A continuación una lista de los personajes principales y regulares de esta serie altamente recomendable, en el que no se considera a Jarod, de quien ya se ha escrito lo suficiente en este artículo:

·         Ms. Parker: Hija de uno de los cabecillas del Centro, siente un amor incondicional por su padre, de modo que toma como algo personal la recuperación y captura de Jarod.  Durante su infancia mantuvo una amistad con el Camaleón, pero los hechos trágicos de su vida la hicieron alejarse de él y convertirse en una mujer aparentemente dura y calculadora.   Su gran trauma fue el suicidio en extrañas circunstancias de su madre, a quien adoraba, razón por la cual a lo largo de la serie buscará también saber qué pasó en realidad, puesto que siempre tuvo sus razones para pensar que en realidad fue ejecutada.  Es una mujer muy inteligente, quien también se maneja como toda una profesional en el uso de armas de fuego.  Pese a su imagen de persona fría y distante, posee un código moral bien definido y es capaz de sentir compasión e incluso involucrarse sentimentalmente con otros, en especial con aquellos que le recuerdan su indefensión infantil.  Mantiene un lazo de respeto y aprecio con su compañero Sydney, quien la conoce desde que era una niña dulce e inocente, confiando sólo en él desde el principio.   Ya a partir de la segunda temporada, se da cuenta que su otro compañero de equipo, Broots, también es digno de su valoración y a quien en un comienzo despreciaba; luego de que la relación entre ambos mejora, igual de vez en cuando gusta de tratarlo con ironía (si bien es sarcática con casi todo el mundo).  Durante la tercera temporada inicia un romance que la ayudará aún más a encontrar esa parte de sí misma que por años relegó.  Por otro lado, durante su persecución de Jarod, llega a darse cuenta de que éste también desea ayudarla, con lo que llega a tomarle respeto y confiar en él cuando las circunstancias lo requieren.  Durante la primera temporada, se manifiesta cierta tensión sexual entre ambos, pero ya para finales de la temporada esta supuesta atracción erótica se diluye.  Andrea Parker, la actriz que la interpreta en el programa, aparte de ser quizás una de las mujeres más despampanantes, hermosa y sexy, de la TV, llega a conmover con su trabajo en el cual interpreta a esta mujer poseedora de tantas aristas y que pese a su caparazón esconde a una mujer tan frágil y admirable.  Por cierto, nunca se supo su nombre en toda la serie, incluso desde niña le llamaban Srta. Parker y su padre acostumbra decirle “Ángel” ¿Se llamará así a lo mejor?
·         Sydney: De origen francés y sobreviviente de los campos de exterminio nazi, es un eminente psiquiatra que junto a su hermano gemelo llegó a trabajar con los niños del Centro, especializándose en el trabajo con gemelos (¿Una variante más bondadosa del infelizmente recordado Dr. Mengele?).  Fue allí donde llegó a conocer a Jarod, con quien pese a sus intenciones de hacer su trabajo sin repercusiones emocionales, llegó a crear un fuerte lazo de carácter paternal; de este modo dentro del trío que busca a Jarod, es algo así como su espía, puesto que el Camaleón constantemente mantiene contacto con él y acostumbra al final de la jornada llamarlo para una última reflexión o simplemente sentir que en Sydney tiene alguien a quien sí le importa.  Pese a trabajar en el Centro, Syndey es un hombre honrado y por ello es apreciado por la Srta. Parker y Broots, consiguiendo de ese modo la enemistad de gente menos bondadosa dentro de la turbia organización para la que trabaja.  Su trabajo le privó de hacer una familia, pero durante la segunda temporada descubre que aún hay esperanzas para no quedarse solo en el mundo.
·         Broots: Este erudito de la computación, es quien le otorga el lado humorístico al programa.  Durante mucho tiempo sintió temor hacia la Srta. Parker, quien nunca dejaba pasar oportunidad para humillarlo, hasta que tantas aventuras juntos lograron que entre los dos naciese un tipo extraño de amistad, ganándose incluso Broots un lugar en el corazón lleno de barreras de tan especial mujer; luego Broots llegaría incluso a sentir atracción hacia su jefa, compañera y amiga.  Posee un carácter tímido y cobarde, no obstante es capaz de superar sus propias flaquezas cuando es necesario.  Es padre separado y vive junto a su hija, quien es una de las pocas personas importantes para la mismísima Srta. Parker.  Broots es además un hombre dulce y bueno, con una larga lista de amigos bizarros dentro del Centro mismo.
·         Dr. William Raines: Uno de los cabecillas del Centro, es a su vez uno de los mejores personajes de todo el programa, no por su personalidad entrañable, si no que por ser de esos “malos” que como tantos clásicos (Calígula de Yo, Claudio, el Dr, Moriarty de los cuentos de Sherlok Holmes, Javert de Los Miserables y tantos malvados de los cómics y seriales como Darkseid en las historias de Superman, Dr. Doom en las historietas de los 4 Fantásticos y Freezer en el manga y animé de Dragon Ball Z, entre muchos otros) posee personalidad propia y su sola presencia aumenta la carga dramática de la historia.  Debido a su afición por el tabaco, Raines sufre de un enfisema pulmonar que lo hace llevar consigo un carrito con un tanque de oxígeno, el que está conectado con una mascarilla en su boca.  Es un personaje siniestro y maquiavélico, quien es incapaz de expresar emociones positivas.  Sus propósitos con Jarod son egoístas y oscuros y es por todo esto que a lo largo de su carrera en el Centro, siempre ha chocado con Sydney, quien no comparte sus métodos.
·         Angelo:  Este supuesto genio idiota del Centro, fue uno de los tantos niños a los que se le manipuló, siendo que el propio Raines experimentó con él a tal punto, que lo convirtió en un émpata, pero al costo de privarlo de su capacidad para desenvolverse en el mundo exterior.  Desde niño mantuvo una amistad con Jarod e incluso con la Srta. Parker, volviendo a obtener el aprecio de esta última, ya para finales de la segunda temporada, cuando se llega a sospechar que Angelo es su hermano.
·         Mr. Lyle: Otros de los grandes malvados del show, siendo que a diferencia del Dr. Raines quien desde su apariencia física inspira rechazo, posee un rostro angelical y una sonrisa seductora que en realidad esconden a un verdadero psicópata.  Es un hombre con secretos demasiados lóbregos, a tal punto que desde su juventud mientras estuvo adoptado es responsable de asesinatos.  Su debilidad son las mujeres asiáticas, a quienes no les conviene caer bajo su apariencia galante.  Al final de la segunda temporada se descubre que comparte un lazo con la Srta. Parker, quien por mucho que esta quisiese no fuese posible, los une de por vida.   Apareció por primera vez al comienzo de la segunda temporada, como uno de los jefes que llega a reemplazar al desaparecido Sr. Parker, para luego encontrarse en calidad de prófugo del Centro, sin embargo regresa en gloria y majestad al inicio de la tercera temporada.
·         Sr. Parker: Es quizás el personaje más ambivalente de toda la serie, siendo el jefe más importante en las oficinas del Centro en Delaware.  Durante gran parte del programa sus designios son misteriosos y pese a que se muestra cariñoso con su hija, nunca llega a mostrarse realmente como el padre incondicional que ésta se merece.  En apariencia sufre la pérdida de su esposa, pero su pasado resulta ser lo suficientemente dudoso como para creer en su inocencia respecto a su muerte y otros eventos que a lo largo de las cuatro temporadas se desarrollan.
·         Brigitte: Llegó al Centro junto con Mr. Lyle, siendo su mano derecha.  Como la mayoría de los que trabajan en esta institución, es un personaje perverso y con su propia agenda.  Tras la caída de su jefe en la segunda temporada, también se convierte en una paria para el Centro, pero luego a mediados de la temporada siguiente reaparece de un modo inesperado, quedándose en el programa casi hasta finales de la cuarta temporada.  La Srta. Parker y su equipo tienen grandes recelos de ella, pero para mala suerte de la primera, también su destino llega a verse irremediablemente ligado a esta mujer que, como dato curioso, gusta de chupar paletas dulces.
·         Catherine Parker: La madre de la Srta. Parker, pese a que para los eventos que son mostrados en su mayoría en el show lleva décadas muerta, es una presencia que a lo largo del programa se mantiene fuerte (en especial gracias a las “grabaciones” que se muestran de ella y a los recuerdos de quienes la conocieron).  Fue una mujer dulce que trabajaba en el Centro y quien cuando se dio cuenta de los espantosos experimentos a los que se sometían a los niños recluidos en él, dedicó su vida a salvarlos.  Cuando se entera de la verdad que se esconde en los muros de la institución, decide escapar junto a su hija, ayudada por unos cuantos cómplices que mantenía en el Centro, pero sus planes se vieron frustrados con su extraño fallecimiento.  A lo largo del programa, numerosos secretos demuestran estar ligados a ella.  La misma actriz que interpreta a la Srta. Parker, realiza la labor de encarnarla soberbiamente.


El último acto de Sofía Figueroa

Nota: Este microcuento lo escribí hace años para Santiago en 100 Palabras, pero al final nunca lo mandé.  La historia narrada acá es verdad...a mí me pasó.
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     La habían expulsado, castigándonos así por las maldades del curso.  Ciertamente Sofía propuso escondiéramos el libro de clases y luego lo hiciéramos desaparecer.  Pocos en el curso sabrían cuál era el destino del documento con las horribles notas del 4º B de Contabilidad.  Sofía daba las ideas, y el resto  obedecía.
    Ese día comenzaban los exámenes del primer semestre, siendo primero el de Lenguaje.  El profe era simpático, pero en la guerra todo vale.  ¡Sofía Figueroa!  Todos entregamos, después de un buen rato, la prueba en blanco y de nombre todas ellas llevaban el nombre de nuestra mártir Sofía Figueroa.
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