domingo, 19 de agosto de 2012

Los Muchos Mundos de Imagica.


      Para mí hablar de la novela Imagica de Clive Barker, no es sólo hacer referencia a una increíble obra de la llamada “fantasía oscura” (mezcla de narrativa de fantasía, con ambientación en otros mundos donde lo sobrenatural y la magia son hechos cotidianos, sumado al elemento terrorífico y dirigido a un público adulto debido a su temática más violenta), considerada además como una de sus obras más ambiciosas, así como mejores.  Compartir con ustedes esta novela, es también hablarles de una parte importante de mi existencia, de hacer memoria de una época en que el mundo era distinto y en parte yo era otra persona…  
    Era otro siglo, otra época, cuando alrededor de 1992, mientras yo cursaba tercero medio, que coleccionaba con religiosidad la edición española de la revista especializada Fangoria y a la que hago mención en la cabecera de este blog.  Fue así como en uno de los números de ese año, que acá en todo caso llegaban desfasados con varios meses de atraso, salió una entrevista a Clive Barker que leí con avidez, haciéndome desear poseer todos esos libros suyos que se hacían mención en el texto.  Tan sólo un año atrás a ese momento, mi vida se había cruzado con este autor al ver su película Hellraiser (Puerta al Infierno) y que para una mente adolescente como la mía, se transformó desde entonces en uno de los referentes a la hora de hablar de una verdadera película de horror de calidad (la imagen de Pinhead y sus cenobitas, el cubo místico y toda esa parafernalia sobrenatural correspondiente a una imaginería como nunca antes había visto, no dejaban de quedarse en mi retina).  La entrevista había sido motivada por la última publicación de Barker, una extensa novela de carácter épico y en la cual se abordaba la figura de Cristo de una forma muy particular.  Recuerdo las imágenes de las portadas de sus libros y en especial las de la misma Imagica y donde dos bebes algo extraños (uno blanco y otro negro) se veían en una posición que simulaba el símbolo del Ying y el Yan.   En algunas ocasiones, cuando visitaba librerías donde vendían textos en inglés,  me encontraba con el libro en su edición en bolsillo, así como con algunas de las otras obras del autor, pero aunque tuviera la plata para adquirirlos, habría sido sólo para que acumularan polvo en mi biblioteca, puesto que no sabía inglés (y tampoco hoy en día lo sé).  Con el tiempo iría adquiriendo mis libros en castellano de Clive Barker, mas Imagica tardó lo suficientemente para ser traducido al español, de modo que cuando llegó por estos lares, ya hace rato que yo era un adulto (y me estoy refiriendo a lo más a unos tres años atrás que la edición hispana arribó por acá).  Sin embargo el libro en cuestión valía en las pocas librerías que lo traían, un precio que para muchos era insostenible y/o para otros una verdadera falta de respeto: alrededor de cincuenta mil pesos, siendo que además venía en dos tomos y cada uno de ellos valía la mitad; si bien las portadas era hermosas y la edición bastante cuidada, venían en tapa blanda y aunque se tratara de un libro por años deseado, tenía la esperanza de encontrarlo a un valor más razonable.    Fue recién este año para una feria del libro conmemorativa en abril por el “Mes del Libro”, que tuve la suerte y la dicha de comprar la novela en la misma edición mencionada, a tan sólo 12 lucas ¡Vieran lo feliz que me puse!  Para junio ya estaba leyendo el primer tomo.

     Un buen libro es como un amigo, o más bien como un compañero de viaje cuya presencia te es imprescindible.  El libro siempre estará contigo en tus momentos de ocio o cuando estés solo y quieras dar un paseo por los caminos de sus páginas, retrayéndote en la vida de sus personajes hasta que tu mente se llene de esas historias que logran cautivarte lo suficiente como para olvidarte por un momento de tu propia existencia y así vivir la de otros.  Puede ser que el encanto de leer ese libro haga que uno se lo devore en un dos por tres y más si es una obra de no mucha extensión; como también puede ser que uno mismo no quiera acelerar tanto el proceso de terminar el relato, puesto que finalizarlo significaría también “perder” a ese nuevo amigo que se ha conseguido y a todos esos personajes que muchas veces han logrado cautivarnos hasta convertirse en parte de uno mismo.  En mi caso concreto con Imagica, considerando que además la traducción española sobrepasa las ochocientas páginas al juntar ambos volúmenes (de letra pequeña y líneas compactas), tardé poco más de dos meses en leerme toda la novela (puesto que igual sólo leía en mis viajes y eso de lunes a viernes, ya que sábados y domingos los dedico puramente a los cómics); además hubo algo de resistencia por mi parte para terminar de leer tan prontamente las aventuras y desventuras de sus protagonistas.  A veces sólo leía unas cuantas páginas, pues igual ahora mi trabajo no me queda tan lejos de casa como antes y el viaje es breve, de a lo más media hora; pero esos breves momentos en que me adentraba en las fantásticas tierras de Imagica eran toda una deliciosa experiencia que llenaba mi mente con imágenes increíbles; me bastaba con leer unas pocas líneas, como para dejar el lugar en el que estaba y hallarme en otros sitios y en los cuales la fantasía cobraba vida con gran verosimilitud.
     Después de haber leído este mismo año dos novelas de fantasía épica, ambas ambientadas en otros mundos donde la magia y lo sobrenatural son considerados elementos que forman parte de la vida de sus personajes, a diferencia de estas dos (Juego de Tronos de George R. R. Martin y En el Nombre del Viento de Patrick Rothfuss y ya comentadas en este blog)  Imagica resulta ser una obra que eleva en un 100% el elemento maravilloso, puesto que la novela de Clive Barker está llena de hechos extraordinarios y en ella los acontecimientos de dicho carácter no dejan de darse copiosamente a lo largo de sus páginas.  Los otros dos libros ya mencionados contaban con lo sobrenatural en cuotas mucho más dosificadas y en el caso de la primera novela del ciclo de Canción de Hielo y Fuego, la magia se encontraba en un estado casi latente; no obstante con su obra Barker hace todo un despliegue de su imaginación más febril, al contarnos una historia que a diferencia de las otras posee una naturaleza cósmica e implica no sólo a un mundo, si no que a cinco e incluso a unas cuantas divinidades.
    El libro originalmente fue publicado en 1991 en un solo tomo, pero luego en 1995 los editores le pidieron al autor que lo dividiera en dos partes, supuestamente para hacer más cómodo al lector su transporte (como si no quedara claro que era no más que una triquiñuela para sacarle más dinero al público).  El primer volumen fue titulado como El Quinto Dominio, mientras que el segundo recibió el nombre de La Reconciliación, siendo que el único nuevo agregado que tuvieron estas nuevas versiones, fue una interesante introducción por parte del escritor y donde explica en parte la génesis de su novela.
    Es la historia de John “Furia” Zacharias, conocido por muchos como Cortés.  Éste es un hombre bohemio que usa su talento artístico para hacer falsificaciones de grandes pintores; a su vez Cortés es un mujeriego empedernido, poseyendo un buen número entre enamoradas y despechadas.  En un momento de su hedonista existencia, se encuentra con la actual pareja de quien al parecer fue el gran amor de su vida, Judith Odell, reunión en la cual el hombre le pide ayuda para salvar la vida de Judith, pues Charles Estabrook ha contratado a un asesino para deshacerse de ella y ahora arrepentido sólo tiene a Cortés para evitarlo.  El encargado de deshacerse de Judith es un misterioso hombre que responde al aún más misterioso nombre de Pai´ oh Pah y que posee ciertos atributos que un ser humano normal no tiene.  Cuando el protagonista se encuentra con el asesino a sueldo, algo extraño ocurre y Pai oh Pah queda impactado al verse frente a frente con el embaucador.  Sólo después se sabrá de la verdadera relación entre uno y otro, incluso donde la mujer Judith también se encuentra profundamente involucrada, todo en medio de un secreto que abarca años, décadas y hasta siglos entre estos tres y su papel en hechos que logran ir más allá de las fronteras de lo que se conoce como realidad.  A su vez a esta historia se suma un grupo secreto que maneja desde hace tiempo el destino de la magia en el planeta y en el cual Estabrook contra su voluntad se encuentra ligado, así como su siniestro hermano Oscar Godolphin.
     Para ser sinceros, esta novela es sumamente compleja y lo contado en el párrafo anterior es sólo una minúscula parte de una trama que abarca una narración de carácter épico y donde la fantasía, la aventura, el suspenso, el terror e incluso el erotismo desbordan en cada línea y página.  A la hora de hablar de este libro sin caer en el error de contar demasiado como para quitarle el sentido de maravilla a los posibles futuros lectores, pero sí motivarlos a realizar dicha tarea, no se puede dejar de lado varios hechos que ocurren acá: Por un lado está el hecho de que en Imagica estamos frente a una novela que aborda el tema de los universos paralelos, para ser exactos, nuestro mundo posee otras cuatro tierras hermanas, siendo que en estas la magia y lo extraordinario se dan de una forma mucho implícita; por lo tanto el libro transcurrirá en cada uno de estos mundos, acá llamados Dominios.  A esto, se suma el hecho de que los eventos que implican que los protagonistas intervengan en el destino de los cinco Dominios es que Hapexamendios, una divinidad poderosísima, al parecer podría provocar el fin de todo, puesto que ya se deshizo de todas las diosas de los Dominios y de gran parte del culto a estas; no obstante el mismo Cortés guarda sin saberlo una estrecha relación con el dios y ello puede representar una esperanza para los demás. 
    Analizando y comentando el libro, resulta gratificante el hecho de que éste se encuentre llenos de lagunas en la historia, verdaderos misterios que tienen que ver con el destino de sus personajes y que poco a poco van revelándose, todo de una forma tal que hace que el lector ante las verdades descubiertas no deje de asombrarse.  En Imagica no existen las casualidades y todo ocurre por algo, por una idea de destino casi inexorable o más bien por un papel que cada uno debe cumplir; frente a esto, demás está decir que la novela parte hablando del teatro y sus personajes, ideas que de algún modo se van desarrollando a lo largo de la obra; de este modo, tal como en El Gran Teatro del Mundo de Calderón de la Barca, el mundo (recuerden: acá cinco en total) es el Gran Teatro donde cada uno debe cumplir de la mejor manera su papel y la verdadera felicidad se da sólo si uno cumple con honor su rol.  Imagica es un círculo y por ello los hechos que se suceden corresponden a la idea de un tiempo cíclico y muchas veces propio del tópico del Eterno Retorno.  No obstante también hay libre albedrío, pues si bien cada uno acá posee un papel que cumplir, es sólo gracias a las decisiones que toma, que logra o no la realización personal y en muchas ocasiones la redención luego de haber cometido uno que otro error al negarse a aceptar su verdadero destino.
     La oposición entre Hapexamendios y el panteón femenino corresponden al conflicto entre las culturas patriarcal y matriarcal respectivamente y donde la primera se muestra como un orden de carácter impositivo y predispuesto a arrasar con todo aquello que se le oponga; mientras que la segunda posee una naturaleza más benigna y relativa a lo ecológico.  Por lo tanto esta problemática tan antigua como la humanidad le otorgará al libro su dimensión más universal, donde se verá involucrado el trío ya mencionado y un buen número más de personajes en medio de esta guerra.
Ilustración del artista Richard. A. Kirk
basada en Imagica.
     No hay que olvidar que se está frente a una novela de Clive Barker, un autor que desde sus primeros escritos se caracterizó por su imaginación copiosa y donde la descripción de criaturas monstruosas, como pocas veces vistas en la literatura contemporánea, ya era impresionante.  Así es como en Imagica hay tales seres, algunos tan increíbles como los nullianacs, humanoides propensos a la destrucción y cuyas apariciones a lo largo del libro corresponden a algunos de sus mejores momentos; lo mismo sucede con aquellos conocidos como anuladores (todos seres de pesadillas).  También cabe destacar a los llamados oviáceos, especie de demonios provenientes del In Ovo, un lugar tipo limbo entre los Dominios y que corresponden a numerosas razas, cada una con sus propias características; la verdad es que las criaturas fantásticas no dejan de verse a lo largo de la novela, a diferencia de los libros de George R. R. Martin y Patrick Rothfuss ya mencionados donde son escasos.  Ahora bien, no se puede olvidar que la obra de este escritor plantea también la idea de que lo monstruoso forma parte de nosotros y que esta naturaleza que implica lo extraño y macabro debe ser aceptada, pues necesariamente no implica algo malo; es así como algunos de los héroes del libro poseen esta naturaleza bizarra y aún así sus actos no dejan de ser admirables. Puesto que lo extraño tiene relación con lo distinto, con la diversidad y la autenticidad. La originalidad a la hora de crear tantas especies y seres fabulosos, se compara sólo a la de otro escritor británico: China Miéville (ya comentado en este blog).
    Antes de incursionar en la fantasía para adultos y niños, como en este libro, Barker había irrumpido en el mundo literario con obras donde le dio un nuevo carácter al terror, describiendo situaciones aún más gráficas que las de Stephen King en su violencia y truculencia y con un poder para evocar lo diabólico que muchos quisieran poseer.  Por tanto en este libro el elemento terrorífico abunda no sólo por medio de la introducción de los monstruos ya señalados, si no porque en muchas escenas del libro los personajes se ven enfrentados a momentos verdaderamente aterradores y donde sólo un lector con criterio formado (y buen estómago) logra salir bien parado.
    A su vez otro tema recurrente en la literatura de este autor es su interés por el erotismo y la presentación de temáticas de corte gay (Clive Barker es un autor homosexual declarado).  Así es como en el libro la sexualidad de los personajes se muestra sin tapujos (después de todo, el mismo protagonista es un casanova consumado) y esto tanto entre hombres como mujeres, incluso monstruos.  La narración de actos de autosatisfacción, exhibicionistas y del sexo más desenfrenado, forman parte esencial de esta novela y definen muy bien lo que es la literatura “Barkeriana”.  En parte la sexualidad tan abierta de muchos de los personajes, posee relación con su naturaleza monstruosa, si bien no como algo de carácter negativo, si en un plano relacionado con lo extraño y lo escatológico, propio de seres que aunque para algunos (o la mayoría) puedan ser monstruosos, para otros son espíritus libres; por otro lado la sexualidad de los personajes se aprecia también como una manifestación de sus apetitos más profundos y por ello los conecta con su lado animal y de ahí el nexo con los monstruoso, que corresponde a nuestro lado más salvaje. A su vez los personajes gay acá toman un rol importante, si bien no dentro de los personajes principales, sí  entre los secundarios que serán relevantes para el desarrollo de los hechos que acá se cuentan.
In nullianac según el mismo
Richard A. Kirk.
    Como detalle significativo en el libro, debido a su particular simbolismo, está el hecho de que en determinado momento, Cortés descubre que posee un poder bastante especial: de su boca es capaz de expeler una especie de energía que puede usar como arma al dispararla contra sus enemigos; a ésta le llama neuma y lo interesante es que el hecho de que sea disparada por la boca es similar a lo que representan las pistolas: ambas son extensiones de la palabra que mata, pues lo que uno dice es capaz de provocar las peores heridas; no obstante la palabra de Cortés no es mordaz, si bien la usa para matar cuando sea necesario; es más bien defensiva, protege.  En cambio uno de sus grandes enemigos, Sartori, es capaz de extraer de sus ojos un poder demoledor, aunque en este caso ataca la mente de sus víctimas; es así que dicha habilidad representa el poder destructivo de su propia visión del mundo, una que consiste es aniquilar todo aquello que vaya en contra de su forma de ver las cosas y además controlar todo lo que se le ponga en frente. De este modo Cortés y Sartori son la antítesis de sí mismos: por un lado son nuestras palabras las que pueden crear, las que nos defienden y en ocasiones pueden también lastimar; así como además es según cómo veamos lo que nos rodea, que con nuestras acciones damos forma a nuestro antojo aquello que tenemos a mano.
    Considerando la larga extensión de esta obra, luego del espectacular clímax, viene un extenso epílogo que hasta cierto punto pareciese extenderse un poco más de la cuenta.  Y es que igual el desenlace pese a la inesperada forma en cómo se da, en cierta medida se ve como demasiado rápido; esto bien podría ser un pequeño defecto en el texto, no obstante ello puede perdonarse luego de tantos momentos inolvidables a lo largo del libro.  Hay instantes en la narración en que la emotividad desborda, habiendo diálogos y situaciones de gran solemnidad, llenos de poesía en prosa; por todo esto se puede perdonar un final casi abrupto y un epílogo que a ratos parece alargarse como un chicle (si bien nada es gratis en las páginas de Imagica y todo está interconectado, poseyendo su razón de ser).
   ¿Y el nombre del libro qué significa? Pues con suerte para los hispanoparlantes el título original de éste no requiere traducción; en ambas lenguas la palabra Imagica es reminiscencia de magia e imaginación, dos ideas que abundan en sus páginas.  A su vez Imagica es como se le llama al total de los cinco Dominios.
    Para cerrar esta crítica, daré como es mi costumbre un listado de algunos de los otros personajes de esta obra, y donde no mencionaré a los ya nombrados arriba, puesto que creo que es mejor que los nuevos lectores descubran con la misma expectación que yo sus personalidades y devenires.

  • Taylor: Amigo gay de Cortés y Judith y que por años ha estado enamorado en secreto del primero.  Es VIH positivo y está por morir a consecuencia de un cáncer.  Pese a sus problemas de salud, su intervención en los acontecimientos serán necesarios para que se consiga salir bien librado de la tormenta que se avecina.
  • Clem: Pareja de años de Taylor, si bien nunca contrajo el SIDA.  También es amigo de Cortés y Judith.  Para su sorpresa, igualmente se verá involucrado en los eventos cósmicos que rodean a todos.  Es un hombre de gran espíritu solidario.
  • Dowd: Lejos uno de los mejores personajes del libro, así como uno de los más malvados y aterradores.  Es una criatura que vive en nuestro mundo, si bien llegó conjurada acá desde otro lugar.  Es un actor y como tal, su existencia es sólo simular, además de destruir.  Posee varios poderes, entre ellos es casi indestructible.  Es servidor de Godolphin.
  • Autarca: Proveniente del llamado Quinto Dominio, se exilió a otro y controla todos los demás, salvo el Primero (donde habita Hapexamendios), con mano de hierro.  Durante gran parte del primer volumen es mencionado en numerosas ocasiones, hasta que comienza a aparecer ya como personaje principal, interviniendo de forma directa en los hechos más relevantes.  Es egoísta, cruel y sólo quiere el poder absoluto.  Quiéralo o no, su destino se encuentra profundamente ligado con el de Cortés y Judith.
  • Quaisoir: La esposa del Autarca.  Desprecia a su marido, si bien antes hubo amor entre ambos.  Contra su voluntad se ha dedicado al culto a las diosas a las que éste también ha tratado de erradicar; ello le hará descubrir ciertos aspectos de su personalidad inesperados.
  • Hurra: Niña a la que Cortés y Pai conocen durante su estadía en la impresionante prisión conocida como la Cuna.  Es una muchacha que ha vivido casi toda su vida ahí y que escapa con estos dos.  De carácter misterioso en una primera instancia, resulta ser alguien dulce y se gana sin problemas el corazón de sus salvadores.
  • Atanasio: A éste también lo conocieron en la Cuna.  Es líder de un culto religioso y se cree la encarnación de Cristo.  Su cuerpo sufre numerosas llagas supuestamente de origen místico.  Es un buen hombre, pero los hechos lo hacen dudar de los propósitos de Cortés y casi los convierte en enemigos; sin embargo ambos se necesitan y por el bien común deberán dejar de lado sus diferencias.
  • Celestine: Durante décadas o siglos estuvo prisionera entre las paredes de la Tábula Rasa, la sociedad secreta que regulaba en nuestro mundo la magia.  Al parecer es una diosa de gran poder y Judith se entera de la forma más inesperada de su existencia, de modo que cuando los eventos cobran un punto sin retorno, decide liberarla para pedirle su ayuda.  El verdadero origen y propósito de esta fuerza será para todos algo que escapará a cualquier idea preconcebida.
  • Lunes: Joven vagabundo y artista callejero al que Cortés conoce luego de uno de sus viajes a los otros Dominios y que se convierte en uno de sus más fervorosos discípulos.  Este personaje aparece bien avanzado el segundo tomo, pero será de gran importancia para los hechos posteriores.

                                                     

domingo, 12 de agosto de 2012

Crítica a Juego de Tronos 1° Temporada.



     Al referirse a la serie de televisión Juego de Tronos, resulta casi imposible no tener en cuenta su “origen literario”, es decir, el hecho de que el programa mismo sea la adaptación de una serie de novelas de fantasías escritas por el autor norteamericano George R. R. Martin.   Este hecho, hace que la historia que se desarrolla a lo largo del programa posea una calidad argumental que de por sí augura un guión de calidad, con personajes claramente delineados y atractivos, abordando temas en profundidad y con gran esmero a la hora de diseñar un mundo ficticio que logre cautivar a la gente; como ya se señaló, todas estas virtudes son gracias a que la fuente de la que se nutre el programa, corresponde de por sí a la labor de uno de los más grandes escritores de fantasía, ciencia ficción y terror en la actualidad, quien con su saga Canción de Hielo y Fuego (de la cual Juego de Tronos es su primera novela, de un total de cinco títulos publicados hasta ahora) entrega uno de los mejores ciclos fantásticos de los últimos años.  Debido a estos antecedentes, era de esperar que la adaptación televisiva debía hacerle honor a sus orígenes, si es que se quería lograr que el programa fuese exitoso. Considerando esto, el hecho de que el programa haya sido financiado nada menos que por HBO, canal del cable responsable de tantos programas propios de renombre (Sex and the City, Six Feet Under, Oz y tantas otras más), hacía ya de suponer que sería todo un espectáculo el show que se venía encima.   Otro dato importante a la hora de considerar y evaluar Juego de Tronos, es el hecho de que entre sus productores se encontrara el mismo autor de la saga que adapta esta serie, quien ha velado porque su “hijo literario” sea respetado y si bien el programa no es una reproducción calcada a los textos originales (puesto que igual no corresponde y siempre es recomendable hacer introducciones novedosas para revitalizar la historia) sí logre ser lo suficientemente fiel al libro como para mantener el espíritu de su origen…
 …¡Pero por supuesto que sólo a los seguidores del ciclo de Canción de Hielo y Fuego les interesa que esta producción se parezca lo más posible a los libros! Al resto, los que no los han leído (y los que NUNCA los van a leer) sólo les preocupa que lo que vean cumpla con sus deseos de entretención como para pasar el rato y si es gracias a una buena historia, que además mantiene la atención semana a semana, mejor.   Pues bien, la serie logra contentar a ambos tipos de público, ya que posee de todo como para convertirse en uno de los referentes actuales a la hora de hablar de televisión-ficción de alto nivel:

·         Grandes actores interpretando personajes creíbles, queribles y atractivos, aprovechando la moda actual de realizar seriales “para adultos” y donde gente apuesta (tanto hombres como mujeres) se muestren sin tapujos en situaciones que impliquen desnudos completos o parciales, así como en otras escenas de carácter erótico.  Ahora bien, en Juego de Tronos no estamos frente a algo del calibre “morboso” de Spartacus, no obstante ya las novelas mismas poseen su buena dosis de libido; sin embargo en el caso de la adaptación, por un tema “legal”, el hecho de que muchos de los personajes del primer libro sean menores de edad a los que se les describe en acciones que para la cultura occidental es deplorable a esa edad, hace que aquí los actores que los personifiquen sean algo mayores (que en el caso de Daenerys corresponde a una niña de 14 años y obviamente en televisión no se podría mostrar a alguien de esa edad teniendo relaciones sexuales o desnuda tal y como se ve en la versión televisiva).
·         Teniendo en cuenta lo anterior, en el programa se han considerado otros convencionalismos que a la hora de llevar a la imagen para las masas una obra literaria, permite hacer más digerible el “producto final”: En el libro, aparte de que muchos de los personajes son infantes,  algunos de ellos están descritos como francamente poco atractivos, en especial el que es considerado por muchos como el mejor personaje, Tyrion Lannister, lo mismo sucede con algunos de los amigos de Jon Nieve.   No obstante en la versión televisiva se los muestra mucho más apuestos que en los libros y esto se ve en especial con Tyrion, siendo que la verdad en las novelas es más bien deforme, mientras que en el actor que lo interpreta, Peter Dinklage, bien posee su propio atractivo físico; no obstante con otros personajes, que se supone en los textos originales son “hermosos”, en el programa los actores elegidos no se ven tan perfectos en su apariencia física, como sucede con Meñique y los príncipes Viserys Targaryen y Joffrey Baratheon, siendo que este último para ser sinceros, no se puede decir que acá sea en verdad guapo como en las narraciones que lo describen.
·         La ambientación es uno de los puntos más altos de esta producción, aparte de la historia misma y las actuaciones.  De este modo los paisajes que acá se muestran, los escenarios naturales y artificiales son increíbles (el Trono de Hierro es una fabulosa construcción, una verdadera obra de arte) y cada lugar que se muestra de este mundo de ficción nos transporta visualmente a ese lugar.  A su vez los efectos visuales resultan tan verosímiles, que no se distingue entre realidad y fantasía.
·         Algo que se retiene en la memoria de quienes han visto esta serie, son sus artísticos créditos iniciales y que luego de esa actual costumbre de “minimizarlos” a lo más a unas paupérrimas letras en muchas series actuales, demuestra aquella idea de que estas mismas presentaciones son aquellas que logran caracterizar a un programa (si no, basta con recordar los créditos iniciales de series como X-Files, Millenium y las de cada una de las temporadas de Babyon 5, sin desmedro de todas las del universo de Star Trek).  En este caso concreto, en Juego de Tronos el programa parte mostrando un mapa tridimensional del mundo en el que se desarrolla la historia, a través de soberbias estructuras que se van desplegando a medida que el planisferio va descubriéndose y lo que corresponde a cada uno de los lugares donde se desenvuelven los acontecimientos; a su vez, se supone que en las temporadas siguientes este mapa irá cambiando en la medida que la narración transcurra en otros sitios (creo esto ya ha pasado en la segunda temporada, si bien aún no la veo, pues recién estoy por comenzar el segundo libro que le corresponde).   Tampoco se puede olvidar el épico y bellísimo tema musical central que acompaña a la serie y que fue compuesto por Ramin Djawadi, quien en todo caso para el resto de la temporada no hizo un trabajo musical a la misma altura, por cuanto aquí la mayoría de sus composiciones resultan ser monótonas y carentes de vida propia.
·         Ante el afán de hacer verosímil la serie, los productores se preocuparon de que para las escenas donde saliese la cultura dothraki, estos tuviesen su propio idioma, de modo que se le encargó a un lingüista que se les creara todo un idioma (con su correspondiente gramática y fonética); es así como en los momentos donde aparecen estos y se les escucha hablar, resulta ser toda una experiencia satisfactoria, por cuanto también hubo esmero en diseñarles un aspecto en general que les otorgara vida propia (arte, vestimenta, construcciones, etc.), lo que en todo caso es una característica que comparte todo el programa, en cuanto a procurar que cada lugar sea detallado con cuidado.


     Llama la atención en Juego de Tronos la forma en cómo es abordada la violencia, la que si bien no llega a los niveles de programas como el ya mencionado Spartacus, acá no deja de tener sus buenas cuotas de hemoglobina y que ante la presencia de una historia de carácter épico como ésta, en las escenas de batallas y otras resulta ser bastante realista.  Todo este “gusto” por la violencia y el sexo gráficos es muy propio de obras audiovisuales que mientas más muestren, más pretenden acaparar la atención del espectador con capacidad de adquisición y por ello lograr más dividendos para los responsables del programa (no obstante en este caso concreto, sexo y violencia provienen de los mismos libros y en todo caso siempre en el programa se prepondera la historia y a los personajes, por sobre el abuso del morbo)
    También puede ser interesante el hecho de que a diferencia del primer libro de la saga al que corresponde esta temporada, el tema de la homosexualidad de Renly Baratheon sea aquí abordado de forma más directa (si bien tampoco abundan tanto las escenas de carácter homoerótico a diferencia de programas como Six Feet Under o series claramente gays como Queer as Folk).  Este acercamiento más explícito a la homosexualidad en un programa como éste, bien puede demostrar cómo en la actualidad la televisión comienza a darle su justo lugar a la comunidad LGBT (Lésbico, Gay, Bisexual y Transexual) con personajes que poseen una dignidad que no cae en la caricaturización homofóbica de antaño.
    Aún cuando en el primer libro de Canción de Hielo y Fuego el elemento sobrenatural sólo en ciertos momentos se muestra en todo su esplendor, habría sido magnífico que en esta temporada algunos de los acontecimientos más inolvidables del programa hubiesen sido mostrados de forma más detallada y no en un par de segundos y con apenas efectos especiales, como en este caso sucede: me estoy refiriendo al momento en el cual Jon Nieve se enfrenta a los cadáveres animados por los “Otros” y a cuando se realiza el sortilegio para devolverle la salud a Drogo.  Es de esperar que en las siguientes temporadas haya más espectacularidad a la hora de presentar este tipo de escenas.
    Para el lector de los libros especialmente, las personalidades de las hermanas Arya y Sansa Stark, quedan muy bien desarrolladas en su psicología, por cuanto ambas corresponden a personajes por completo diferentes en su carácter y propósitos; es así como en el programa esta oposición entre ambas herederas de la casa Stark, se muestra más aún al escoger para ambos personajes dos actrices que en su apariencia física son bien distintas:  Arya se ve como una niña que si bien nunca deja de sobresalir en sus abundantes virtudes morales y destreza física, acá resulta ser poco atractiva a primera vista y ante la belleza de la en un principio materialista de su hermana mayor, incluso fea; esta separación entre ambos personajes proporciona al espectador medio la herramienta necesaria como para comprender mejor quiénes son los protagonistas de la serie y lograr así una mayor compenetración con uno u otro de los héroes que abundan en ella.
    La temporada termina prácticamente igual que en el tomo que es su fuente de inspiración, si bien en el caso de la versión para la televisión, se permiten mostrar unas cuantas imágenes significativas que auguran mejor los acontecimientos que vendrán más adelante (esto en especial en cuanto al destino de Arya Stark).
   Es de esperar que como cada uno de los libros siguientes es mayor en volumen que el anterior, las siguientes temporadas sean más extensas y no sean de sólo diez “míseros” capítulos, puesto que en verdad el seguidor de la serie queda con gusto a poco ante una temporada tan breve.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Maravillas y Miserias de Ciudad Gótica o Batman: Ciudad del Crimen.



Desde que fue creado en 1939 por Bob Kane, Batman ha desarrollado sus historias y aventuras en la ya icónica Ciudad Gótica, la cual ha sido el ambiente adecuado para situar estas, permitiendo ser un semillero de tantos personajes hoy en día famosos, entre personajes ligados al bien y al mal (comunes y corrientes como Alfred y el Comisionado Gordon, que no por ello dejan de ser heroicos, otros superhéroes tales como Batichica y Azrael, más una increíble galería de villanos donde sólo basta con nombrar al Guasón, al Pingüino y a Cara de Barro como para hacerse una idea de los personajes que pululan en esta urbe de ficción).   Numerosas han sido las ocasiones en las cuales Ciudad Gótica ha ido cobrando forma gracias a tantos artistas, que le han ido otorgando con sus ficciones su propia personalidad e historia, de modo que si uno hiciera una flecha del tiempo sobre la identidad de esta polis específica, bien podría darse cuenta con facilidad de la significancia de la ciudad en la vida de su mayor protector.  Ciudad Gótica tiene su propio espíritu, de este modo Ciudad Gótica es Batman, pero también es todo sus criminales (cuál más bizarro y siniestro).  
     Dentro de los cómics que detallan la historia tras los orígenes de Ciudad Gótica y su particular tendencia hacia el mal y la locura, se puede nombrar la novela gráfica Destructor (1991), una obra escrita nada menos que por Alan Grant y Dennis O´Neil (dos de los mejores autores dentro de las historietas del Murciélago), con dibujos de Norm Breyfogle, Chris Sprouse, Jim Aparo (el primero y el último, verdaderas leyendas en cuanto a los cómics de este personaje).  No obstante, hasta donde yo conozco, Ciudad Gótica en todo momento se vio como el escenario ideal para las muchas veces oscuras aventuras de Batman y su “lucha contra los malos”; constantemente se nos iban dando detalles sobre su historia y configuración, sus lugares más populares (para bien o para mal), destacando los “siniestros” Asilo Arkham (donde “viven los monstruos”) y el Callejón del Crimen, sitio mismo donde un infante Bruce Wayne vio morir a sus padres y dando origen de este modo a su leyenda.
    No obstante sólo sería gracias a Cataclismo, saga de 1998, que quizás por fin se vería en todo su esplendor la significancia de esta ciudad dentro de la vida de Batman y el resto de sus habitantes: puesto que a lo largo de un buen número de revistas ligadas al personaje (las de Gatúbela, Robin, Nigthwing, Azrael y otros) conoceríamos lo que pasaba al producirse un terremoto devastador; de este modo es cuando comienza a prepararse el camino para detallar aún más cómo la ciudad misma responde a esta tragedia masiva y es así que por fin empieza a dilucidarse por completo el verdadero rostro de Ciudad Gotica, al ir mostrándonos en forma paralela cómo los habitantes de la ciudad (superhéroes, antihéroes, policías, personajes comunes y corrientes…,unos cuantos villanos) enfrentan a su modo los vaivenes del “nuevo” avatar que ha caído sobre sus cabezas. A esta saga le seguiría ese mismo año Consecuencias, que mostraría en mayor medida el impacto en la vida de los gotamitas del movimiento telúrico y cómo éste ha implicado que su gran capacidad para adaptarse a cada una de sus tragedias sea puesta a prueba.  No obstante sería durante todo el año 1999 que con la que sería considerada unas de las mejores sagas de Batman, la cual comprendería un montón de historietas, incluyendo numerosos ti-ens (revistas anexas) en otras publicaciones de DC (como JLA aparte de las dedicadas a la llamada “Familia Batman”), que terminaría por descubrirse la verdadera naturaleza de Ciudad Gótica: me estoy refiriendo a la celebrada macrosaga de Tierra de Nadie, la cual tuvo una “antesala” en Camino a la Tierra de NadieTierra de Nadie cuenta lo que sucede cuando el gobierno de USA (y he aquí quizás un guiño a las tantas manipulaciones políticas del país más poderoso del mundo) decide dejar a su propia suerte a la destruida Ciudad Gótica, por considerar una pérdida de tiempo invertir en su desolado territorio; de este modo el lugar deja de formar parte de los Estados Unidos, un montón de gente abandona lo que fue su hogar durante toda su existencia y los que optan por quedarse, deben vérselas en medio de una serie de bandos que comienzan a alinearse entre personas que luchan por mantener la justicia y la cordura; por supuesto también estarán los criminales que tratan de aprovecharse y convertirse en amos y señores del nuevo orden por su propia cuenta (en realidad esta saga amerita un artículo para ella sola).   Quizás una de las tantas revistas dedicadas a estos eventos y que en toda su belleza logra mostrar lo que significa “vivir y morir” en Ciudad Gótica, corresponde al número de la primera visita que hace un preocupado e idealista Superman al lugar tras el terremoto y allí tras ver frustrados sus intentos por recuperar el orden, cuando entonces el mismísimo Batman le demuestra que Ciudad Gótica no es Metrópolis y que posee su propia manera de enfrentar sus infortunios (los que no necesariamente responden a una mente tan positiva como la del kryptoniano).
Una viñeta de este más que recomendable cómic.
    Y es entonces que llegamos a la saga que me inspira ahora a escribir: Ciudad del Crimen.  Aparecida en 12 números, entre los años 2005 y 2006, corresponde a la primera historia (si no la única) escrita por un guionista que se fogueó a través de historietas independientes de carácter policial y que haya hecho jamás para un cómic de Batman: me estoy refiriendo a David Lapham, quien con su Balas Perdidas logró el reconocimiento del público y la crítica especializada, con numerosos premios a su haber, lo que le ha permitido trabajar luego para un montón de compañías entre Marvel, DC, Dark Horse, IDW, Valiant y muchas más.  La calidad de su trabajo le ha permitido tener a su disposición a personajes de la talla de Spiderman, Wolverine, Punisher y Daredevil en Marvel y a Superman, como al Espectro (aparte de Batman) en DC; todos estos (salvo el Espectro, que si bien es todo un clásico, no está entre los mayores personajes actuales de DC) verdaderos “pesos pesados” y a los que las dos grandes compañías no a cualquiera se los entrega para contar sus historias.  En esta historieta, Lapham oficia tanto de guionista, como de dibujante a través de sus bocetos, los que fueron terminados por el español Ramón Bachs.
    En este cómic a su vez estamos frente a una obra que a ratos llega a impresionar por el grado de violencia gráfica que muestra, de modo que a veces uno se maravilla de que una obra de Batman haya sido tan osada a estos extremos; los cuerpos se acumulan a lo largo de las viñetas y los rostros agrestes, cansados, muestran notablemente cómo la miseria es algo que se respira y vive en todos lados.  El colorido oscuro de gran parte de los dibujos, a cargo de Nathan Massengill, le otorga mayor dramatismo a este “descenso a los infiernos” que resulta ser esta novela gráfica.
    La historia comienza de la forma menos “extraordinaria” para un cómic de Batman en una primera instancia: Un incendio en un viejo edificio provoca la muerte de un considerable número de madres adolescentes, que por lo que se descubre después, formaban parte de una red para vender sus bebes a parejas millonarias que no podían tenerlos por su cuenta.   Lo que se ve como un crimen propio de la mafia y de los típicos maleantes convencionales a los que bien Batman sabe controlar, resulta al final ser sólo la punta del iceberg, puesto que en medio de esta acción ilegal, se encuentran involucrados unos cuantos de los grandes villanos del Señor de la Noche; no obstante estos mismos infames personajes, acá también logran verse como víctimas y marionetas de un mal mucho mayor y pavoroso y que tiene sus raíces hundidas en las mismas entrañas de la ciudad que los acoge a todos ellos.   El ambiente lúgubre, decadente y el carácter de verdadera obra maestra de los cómics de superhéroes para “lectores adultos”, recuerda al de esos ya memorables El Culto de Whrightson y Starlin, como también de Asilo Arkham  de Mckean y Morrison (ambas historias consideradas entre lo mejor del Murciélago).
     El cómic se va desarrollando de tal manera que los acontecimientos muestran que el mal y la miseria poseen muchas manifestaciones y niveles.  A ratos la trama se desenvuelve como una narración más bien propia de un cómic de fuertes ribetes de crítica social, puesto que Lapham nos va mostrando tal cual un cronista de las flaquezas humanas, la indignidad del corazón de muchos de los que viven en Ciudad Gótica: ricos y pobres comparten las mismas debilidades y su falta de verdadera felicidad los une como gotamitas en una historia que pretende desnudar el alma humana, a tal punto que Batman, Robin y otros sirven acá como un medio para ser testigos de estas mismas flaquezas y preguntarse hasta qué punto se pueden validar sus propias cruzadas en beneficio del bien común ¿Vale la pena luchar cuando la desmoralización es tan grande y pese a todos los esfuerzos la miseria parece acumularse como los años? Las respuestas a estas inquietudes sólo logran conseguirse cuando no se pierde la esperanza.  A su vez es así como en especial Batman se volverá a mostrar como un hombre que una vez más se enfrenta a sus propios temores y sentimientos de culpa, siendo sólo su voluntad la que lo logra salvar de tanta podredumbre.  Este aspecto más realista del mal en Ciudad del Crimen nos regala unos cuantos momentos en verdad emotivos, a veces en sus diálogos, otras veces en sus viñetas que con tan sólo imágenes logran provocar la empatía de parte del lector. 
    Dentro del aspecto más “humano” de esta lucha contra el mal, el cómic se da el tiempo de abarcar numerosas viñetas y páginas para mostrar el drama y la odisea de muchos otros personajes que no son Batman.  Algunos acá logran destacar como emisarios del bien que continúan en su lucha en medio del caos reinante, como lo son  Robin (Tim Drake) y alguien más que le prestará su inesperada y valiosa ayuda; este vital apoyo corresponde a  otro de los mejores personajes a los cuales Batman considera entre sus grandes aliados (sin embargo para mayor disfrute de esta obra, no nombraré su identidad).   A su vez no faltaron los “personajes demasiado comunes” que acá se mostrarán como tristes peones en estos juegos del destino muchas veces cruel.
    En los momentos donde intervienen algunos de los villanos más emblemáticos de Batman, la acción es trepidante y entonces uno recuerda que se está frente a un cómic de superhéroes; pero esta subtrama más convencional es sólo un medio para llegar a la reflexión ante la presencia del mal en el hombre y su natural tendencia a lastimar a los demás, como también al deseo de poder.  El supervillano se muestra acá como un símbolo de esta faceta oscura que todos llevamos dentro y que basta con que sólo abracemos, para que de rienda suelta a sus artimañas.  De este modo sus grandes habilidades usadas con fines egoístas, no son otra cosa más que un símbolo de nuestra debilidad ante el poder y de nuestra naturaleza destructiva.
    Pero es con la introducción de un mal mucho más ominoso en esta obra, que el autor se vale para contarnos un cuento de verdadero terror y que en medio de su atmósfera de misterio, une las anteriores manifestaciones de la vileza a ella misma: por consiguiente,  recalcar la idea de que la maldad habita en nuestros corazones sólo si decidimos aceptarla y renunciar a nuestra verdadera humanidad.  Y he aquí con todo este cúmulo de miserias y vilezas humanas (y no tan humanas), que nos encontramos con el verdadero sentido del título de esta memorable saga. La Ciudad del Mal es Ciudad Gótica, la que como una Babilonia postmodernista, corresponde a la materialización de toda la oscuridad que puede habitar dentro de nosotros mismos.   No hay que ser un supervillano, ni un mafioso para hacer el mal a otros; cualquiera puede sucumbir a sus más bajas pasiones y ello bien puede significar que tal como algunas de las criaturas a las que se enfrenta aquí Batman, perdamos nuestra alma.  Sin embargo tal y como se muestra muy bien acá, no es necesario matar o robar para perder los estribos, cualquier acto hecho por miedo o egoísmo, bien puede llevarnos a formar parte de esta Ciudad del Mal.

Portadasde la edición española en tres tomos.

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