lunes, 24 de junio de 2013

Un feliz reinicio de Superman en el cine.


    Por fin se acaba de estrenar en los cines de gran parte del mundo, la esperada nueva película de imagen real del popular personaje de cómics de Superman.   Tras su última aventura en cines allá por un “lejano” 2006 y que no obtuvo el éxito deseado, lo que también dividió a los seguidores del superhéroe en cuanto a si el filme valía la pena o no, se le dio una nueva oportunidad  en el séptimo arte y es así que hace un par de semanas se pudo por fin contemplar El Hombre de Acero.  La cinta corresponde a un reinicio del personaje, obviando por completo los trabajos pretéritos, de los cuales incluso la anterior película quiso ser una secuela del segundo largometraje con el fallecido (y llorado) Cristopher Reeve (dejando de lado los filmes III y en especial el deplorable IV); de este modo en El Hombre de Acero se ve un nuevo origen del personaje, partiendo desde antes de su nacimiento en el planeta Krypton (tal como en la primera entrega con el mencionado Reeve de protagonista), hasta un enfrentamiento mortal en su planeta adoptivo contra uno de sus grandes enemigos, junto a sus secuaces y todo luego de hacerse conocer públicamente como un individuo extraordinario.   En pocas palabras, el filme dirigido por Zack Snyder corresponde a una nueva versión/visión del primer superhéroe de las historietas, más acorde a los tiempos actuales a la hora de presentar su historia y personajes; a su vez posee el importante agregado de acercarlo en su imagen al actual look  que posee el superhéroe en la cronología de los llamados Nuevos 52 y con los que DC Cómics (la compañía editorial a la que pertenecen el mismo Superman, Batman, Mujer Maravilla, Linterna Verde y tanto otro personaje famoso) desde agosto de 2011 reinició su universo, contando desde cero sus historias (lo que incluyó un nuevo traje para Superman y el resto de sus compañeros, así como revisionistas orígenes: de ahí la inspiración de la vestimenta con la que sale en la actual cinta).
    Tal como en la película de Richard Donner de 1978, se quiso realizar una obra cumpliendo con varios elementos que le aseguraran el éxito y la calidad al filme:

  • En primer lugar contar con un director ya consagrado, en este caso con Zack Snyder, quien a lo largo de su filmografía había demostrado manejarse en el uso de toda la parafernalia de los efectos especiales ultrasofisticados, aunque siempre al servicio de una buena historia (carrera exitosa no con muchas cintas  como el fanático quisiera: comenzando con el remake de El Amanecer de los Muertos y el cual lo hizo famoso, 300, Watchmen, Sucker Punch y su cinta animada computacional supuestamente infantil Ga´Hoole)  A su vez Snyder con sus películas  había dejado claro que amaba los cómics (estando 300 y Watchmen basadas en famosas historietas homónimas) y con ello estaba claro que sabía y amaba el tema, por lo que su labor no se limitaría a un mero trabajo por encargo.
  • También les era importante contar en el protagónico con alguien que diera con la presencia física como para interpretar al Superman/Kal-El/Clark Kent, alguien que fuese carismático, talentoso y, por qué no, lo suficientemente atractivo e imponente como para “olvidarse” del Superman de Cristopher Reeve y dar inicio a esta nueva etapa del personaje en el cine.   Para esto optaron por Henry Cavill, quien a diferencia de Reeve en su momento, no era un total desconocido para el público, puesto que había destacado en la serie de televisión histórica Los Tudor y donde había resaltado tanto su talento como su innegable encanto natural; a su vez no hace poco se había estrenado de él en los cines la fantasía de tintes míticos de Los Inmortales y donde pese a una historia de poco valor, si logró destacar por su cuerpo y rostros privilegiados (lo que le sirvió como carta de presentación para el proyecto que se le avecinaba).   Teniendo en cuenta el “sex-appeal” del protagonista, de todos los supermanes del cine (siendo éste el tercero), el de Cavill ha sido el primero que como el personaje de los cómics, posee un pecho peludo, característica suya que resaltan bastante en la cinta y no solo al mostrarlo a torso desnudo y con varonil barba (tal cual en muchos cómics postcrisis donde se ve en esta estampa al personaje), si no al hacer que estos abundantes vellos sobresalieran por debajo de su vestimenta para distracción de más de una espectadora (y por qué no, de algunos miembros del público masculino).
  • No se podía dejar de lado la presencia de verdaderos veteranos que acompañaran a Cavill en su primera aventura como Superman; de este modo lo primero, tal como en la clásica cinta de 1978, se designó a otro camaleónico actor, de fuerte presencia ante las cámaras, para hacer de Jor-El, el padre de Kal-El.  Si en la película de Richard Donner tuvieron a nada menos que a Marlon Brando, en la actualidad se tuvo el tino de contratar al versátil Russell Crowe (tan galán como en su juventud lo fue Brando) y cuyo papel acá tuvo tanto o más relevancia en el guión que como sucedió con su antigua contrapartida.   Pero no solo se apoyó la cinta con el desempeño actoral de un gigante del cine como el citado Crowe, si no que además para los papeles de los padres terrestres adoptivos de Superman, se consiguieron a los talentosos Kevin Costner (quien al parecer no ha envejecido muy bien que digamos) y a la bellísima Diane Lane (en la cual el trabajo del maquillaje para mostrarla anciana fue sorprendente).  Otro actor de gran fama que salió en esta película fue Lauren Fishburne (el recordado Morpheo de la trilogía de Matrix, quien en todo caso dejó hace rato su apolínea imagen, al verse acá más gordo que nunca), interpretando a un alternativo Perry White negro.   Por otro lado, Michael Shannon, el actor que en la cinta interpreta al General Zod, es un actor connotado con un montón de películas a su haber.
  • Un caso aparte resulta ser la preciosa y talentosa Amy Adams, quien acá hace de Loise Lane, la que al igual que su antecesora en Superman Returns es lejos más atractiva que la esquelética Margot Kidder de las cintas de Reeve; a su vez la Adams ya había demostrado en sus anteriores incursiones cinematográficas (entre las que se destaca Encantada) su enorme capacidad histriónica.
  • Si en la nombrada película de finales de los setenta se quiso tener a un compositor de música de afamada trayectoria como el (sobrevalorado y repetitivo) John Williams, en este caso no se quisieron quedaron atrás y contrataron a uno de los grandes que hoy en día trabajan haciendo bandas sonoras para el séptimo arte: Hans Zimmer.  Éste en su labor para El Hombre de Acero se alejó por completo de lo hecho por su predecesor (a diferencia del “copión” trabajo de John Ottman para Superman Returns y que pretendió emular  la labor de Williams).  No obstante Zimmer ha hecho trabajos superiores y en esta ocasión no llegó a crear algo de connotaciones épicas y sublimes como en muchas de sus otras composiciones (a su vez pareciera que menos creó un “tema” para Superman como se esperaba, quizás porque con ello así se alejaba de las composiciones del veterano artista que le antecedió, pues hoy en día gran parte del mundo reconoce el tema de Superman de Williams).
    El aterrador General Zod.
  • Fue Mario Puzo, celebrado autor de la novela de El Padrino, quien ofició de guionista en el largometraje de Richard Donner y en su primera secuela.  Sin embargo el autor de origen italiano no era un lector de cómics cuando se le hizo el encargo, así que bien poco conocía del personaje de Superman, aún cuándo sí sabia desnudar la tortuosidad del alma humana en sus obras.  Pero para El Hombre de Acero se quiso contar con el trabajo en el guión de gente que sí tuviera idea de cómics y en especial de los dedicados al superhéroe; fue así cómo se llamó a la dupla responsable de la ya celebrada última trilogía de Batman (terminada tan solo el año pasado), compuesta por David S. Goyer (también guionista de otras cintas basadas en cómics como Blade, director de cine y guionista de cómics) y Cristopher Nolan, quien igualmente dirigió las tres últimas cintas del llamado Caballero de la Noche.  Al tener a estos dos artistas escribiendo la historia, los productores de la cinta dieron quizás con el mayor punto fuerte de la película, al contar con verdaderos especialistas en el tema, puesto que si no hay una buena historia, por mucho dinero que se invierta, la película flaquea y se hace aburrida, como a su vez se convierte en algo poco sólido.  Por otro lado, Goyer y Nolan se permitieron tomar en su trabajo para este largometraje varios aspectos de los distintos cómics del superhéroe, para hacer a la cinta algo completamente distinto a lo visto antes sobre él; no obstante hicieron sus cuantos guiños a las películas de antaño…Sin embargo la historia como aquí la contaron, resulta ser bastante distinta de cómo estaba tratado el personaje anteriormente y eso en realidad se agradece al hacer algo tan diferente a los filmes de antaño.

David S. Goyer.
     Muy ligado al anterior párrafo, cuando se supo de que la película se iba a hacer y que el guión estaría en manos de Goyer y Nolan, los entendidos (o “iniciados”, léase también los más nerds, frikis, ñoños u, ocupando un término más de moda y “elitista”, geeks) pudimos darnos cuenta de que la película que vendría, le haría honor al personaje como desde hace tiempo se esperaba.  No obstante la demagogia de la publicidad y su populismo, en conjunto con unos cuantos periodistas y otros, comenzó a plantear la idea de que gracias a la contratación de Cristopher Nolan como guionista, esta vez el llamado “Último  Hijo de Krypton” tendría un filme “realista”; todo debido al supuesto Efecto Nolan, tal y como se vio en la trilogía de Batman recientemente cerrada el año pasado y a cargo del mismo artista en el guión y la dirección.  Ahora bien, Batman a diferencia de Superman es lo que se llama un “vigilante”, por cuanto no posee superpoderes y sus historias corren en los terrenos de la marginalidad, la criminalidad y la escoria, si bien igual dentro de sus cómics encontramos elementos maravillosos y de ciencia ficción; en este sentido la propuesta estética y argumental de Nolan y compañía para su saga era verosímil, o sea, resultaba comprensible hacer del personaje, sus secundarios, villanos y guión algo más cercano a la realidad que lo visto con anterioridad en los trabajos fantasiosos de Tim Burton y Joel Schumacher.  No obstante Superman es un superhéroe de ciencia ficción, con extraterrestres, monstruos, robots y otros, por lo que hablar del llamado Efecto Nolan resulta en si una estupidez, ya que si se pretendía “tirar a la parrilla” todas las posibilidades argumentales para una gran historia de ciencia ficción épica con el antecedente además de estar basada en un cómic de superhéroes, resultaba obviamente absurdo otorgarle ese sobrevalorado aire de realismo.  Menos mal todo quedó en verborrea mediática y Nolan acompañando a David S. Goyer fue más fiel al personaje del cómic, que a su pretendido afán de humanizar tanto a los superhéroes.
Cristopher Nolan.
     Dentro de los aportes que hace la película a la mitología de Superman, se encuentra el hecho de que por fin se deshicieron en el cine del ridículo concepto de un Clark Kent torpe para ocultar su identidad como Superman/Kal-El.  Esta idea tan explotada en la saga cinematográfica anterior del personaje, hace ya rato que había sido obviada en los cómics, en especial gracias al loable trabajo de John Byrne en 1985, cuando se le dio el encargo de contar desde cero el origen del superhéroe.  Así como en El Hombre de Acero (nótese que también este es el título de la miniserie con la cual comenzó la etapa de Byrne en el guión y dibujo en las historietas de Superman), Clark Kent es tan gallardo y galán como el personaje al que los lectores de la historieta estamos acostumbrados.   Dentro de este sentido, la película casi carece de humor (o más bien éste resulta bastante dosificado, con muy pocos momentos de hilaridad que a lo más sacan una sonrisa, como bien sucede con la trilogía de Batman), por lo que resulta por completo dramática, lo que la aleja más aún de sus predecesoras, olvidándose del infantilismo y mensaje moralizante en el que cayeron en ocasiones las películas anteriores, como también en los personajes de aspecto caricaturesco.
     Tomando en cuenta las palabras de arriba, la cinta está llena de referencias a los cómics, ya sea de forma directa o indirecta, así como también posee unas cuantas intertextualidades relacionadas con su saga predecesora.   En primer lugar cuando parte la película, por primera vez en el cine se muestra una ecología y sociedad kryptoniana más desarrollada, esto gracias a la incorporación de unas cuantas bestias extraordinarias, así como en el uso por parte de sus habitantes de robots e IAs (inteligencias artificiales), algo tan visto en los cómics de Superman, aunque nunca antes trabajado en el cine (y que bien se abordó desde sus principios en Superman: La Serie Animada de Bruce Tim y Paul Dini); lo mismo sucede con las naves extraterrestres, armas alienígenas y la misma configuración de la sociedad kryptoniana (la que en todo caso sí se tuvo en cuenta en la cinta original de 1978); la misma sociedad kryptoniana se muestra acá con una especial configuración y sus trajes resultan ser lo suficientemente exóticos tal y como los mostrados desde la época de Byrne, a diferencia de las vestimentas angelicales y sobrias de la etapa de Richard Donner.  Por otro lado, si esta vez al menos por fin no salió Lex Luthor como némesis del superhéroe (puesto que para quienes hacen las películas parece que dentro de los malos de Superman solo existen éste y Zod, olvidándose de toda su importante galería de villanos), si en la película al menos dos veces se ve el logotipo de su empresa, de modo que es muy probable de que salga éste en la ya anunciada secuela; a su vez se suponía que habría una referencia a Batman/Bruce Waynne, pero al menos quien escribe este texto no logró identificarla en el filme, por lo que se agradece si algún lector cuenta cuál fue dejando un comentario.
John Byrne.
     Otra importante inclusión propia del cómic que usaron en el nuevo largometraje, fue el incorporar por primera vez en un filme al carismático personaje del doctor Emil Hamilton en el guión; éste, gran amigo y socio del Superman y luego aterrador enemigo suyo bajo la identidad de Ruin, pudo en todo caso haberse tratado mejor en la película, si bien se espera que en las cintas que vendrán más adelante tenga mayor participación (o quizás ya la tenga ante la existencia de una versión extendida o “corte del director”, como acostumbra hacer el propio Zack Snyder en sus cintas).
     También como alusión a los cómics originales, resulta ser en el filme uno de los tantos recuerdos de la juventud de Superman, de los que está compuesta la cinta.  Esto es cuando en la película se muestra un increíble tornado, que hace que el aspirante a superhéroe desee usar sus poderes quizás por primera vez en público para ayudar a las víctimas; ahora bien, este momento está sacado de una preciosa y recomendable novela gráfica llamada Superman Para las Cuatro Estaciones (Superman All Seasons) con guión de Jeph Loeb y dibujo de Tim Sale, la cual a su vez sirvió de inspiración al final de la primera temporada de la popular serie de televisión de Smalville, que trata sobre la adolescencia de Clark Kent y sus primeros años de adultez antes de convertirse en Superman.  Empero en esta película Clark Kent no llega a realizar su actor superheroico y es otro famoso personaje quien en la escena tiene su momento de gloria.  En todo  caso, si volvemos a la continuidad de Superman hasta antes de los ya citados Nuevos 52, John Byrne con su propuesta hizo que Clark Kent/Superman solo tuviese superpoderes ya de adulto, luego de recargar sus células extraterrestres gracias a la energía acumulada que le otorgaba nuestro sol amarillo; sin embargo en la actualidad con el nuevo universo DC se retomó la idea de un infantil y juvenil Clark Kent con superpoderes, concepto ya retomado desde antes de los Nuevos 52 con la miniserie Orígenes Secretos de Geoff Johns y Gary Frank, los que a su vez reactualizaron ideas anteriores a la Crisis en Tierras Infinitas y tras la cual John Byrne hizo su revisión del superhéroe.  De este modo la reciente película aparte del traje nuevo, es una clara puesta en escena de la continuidad de hoy en día del personaje, si bien con sus cuantas salvedades (o sea, no es completa, pues no pretende hacerlo).
Tercer número de la miniserie de 6 partes
con que Byrne relanzó en su momento a
Superman. Este número muestra su
insuperable versión del primer encuentro entre
Superman y Batman.
    Durante los constantes flashbacks que componen la película, aparecen los amigos de infancia de Clark Kent, Lana Lang (su primer amor) y Peter Ross.  A estos dos en el largometraje apenas se les da relevancia, menos aún a la Lang; pero en cuanto a Ross llama la atención el aspecto ñoño que se le da, quitándose su aspecto recio e inteligente de los cómics (tan bien usado en las tres primeras temporadas de Smalville), optando por un Pete Ross feo, con claros problemas de sobrepeso y con apariencia de limítrofe (¿habrá sido esto una decisión inteligente por parte de los guionistas?).
    En cuanto a las referencias al trabajo de Richard Donner en la película hay al menos dos: una con la pelea entre Clark Kent y un violento camionero que se las da de galán, donde en esta ocasión el Kent actual desde una primera instancia le quita a éste sus ínfulas de macho alfa (a diferencia de lo que se ve en la segunda película clásica cuando éste ha perdido sus poderes, por lo que en su primer round con el camionero resulta bastante herido); luego cuando en una calle Superman tiene una pelea contra Fedora, la amante de Zod en el filme y su segunda al mando, quien va acompañada de un mudo y gigante compañero; esto como en el caso anterior, es tal cual en la misma Superman II, cuando el superhéroe se enfrenta a una pareja similar (belleza fatal y troglodita idiota respectivamente) en los personajes de los criminales kryptonianos Ursa y Non.
     No se puede dejar en el tintero el impresionante clímax de la película, con el apoteósico enfrentamiento final entre Superman y Zod; todo en medio de una batalla y una devastación que bien  recuerda a la de las animaciones japonesas y sus cómics, que tanta influencia han tenido sobre la cultura popular y el arte de contar historias de los gringos.  De este modo la lucha entre ambos contendientes y la realizada contra los seguidores del dictador alienígena, es mucho más física que nunca.  Pero es en los últimos instantes de esta pelea entre Superman y Zod que el espectador y en especial el seguidor de los cómics nativos se sorprende y se saca el sombrero metafóricamente hablando cuando…(atención, importante spoiler) ¡Superman se ve obligado a matar a Zod ante la convicción de que no le queda otra que rematarlo o si no la vida de su planeta adoptivo será por completo devastada!  La escena en sí es rápida y efectiva, pero de gran fuerza dramática.  Ahora bien, Superman quien representa el ideal gringo o, quizás haciéndolo más extensivo y menos patriótico, el cúmulo de valores morales que un individuo podría tener, en los cómics solo una vez ha matado y ello fue al final de otra memorable saga de la etapa de John Byrne, cuando el superhéroe toma la dura decisión de condenar a la extinción al mismo Zod y a sus dos secuaces; de este modo este línea argumental está claramente sacada del trabajo del guionista y dibujante mencionado.
    
Zack Snyder: el guapo director de la película
parece un verdadero superhéroe.
Por último, dentro de las numerosas virtudes y características de este largometraje se encuentra el hecho de que si bien éste, (tal como en la versión de 1978) parte mostrándonos la particular génesis de Kal-El en su planeta natal y luego explica el origen de la rivalidad entre éste y el general Zod, termina por alejarse bastante del tratamiento dado al personaje en la anterior secuela cinematográfica.  Si bien ya en este artículo se han nombrado unos cuantos elementos, resulta significativo mencionar aparte dos de ellos, destacándolos.  Primero el hecho de que la película está armada a manera de diferentes flashbacks (recuerdos breves) de distintos momentos de la infancia y la adolescencia de Superman; así es como al filme esto le otorga un especial aire nostálgico (algo así como el tiempo de la inocencia de Kal-El, antes que conociera el verdadero rostro del mal y asumiera su rol en el mundo, es decir, los primeros años de su viaje como héroe).  Dentro de toda esta alternancia entre pasado y presente se encuentra el formato escogido por Snyder para filmar su obra, todo a través de colores deslavados, en contraposición a lo que nos tenía acostumbrados en sus películas más explosivas en la paleta de colores como Watchmen y Sucker Punch; de este modo el director optó por una fotografía que le otorga una atmósfera de ensueño a su epopeya superheroica de antecedentes de ciencia ficción (rara mezcla ¿No?).   El otro elemento que llama poderosamente la atención en este filme es que casi desde un principio Loise Lane, la eterna enamorada de Superman en los cómics, sabe que Clark Kent y Superman son la misma persona; esta revelación por supuesto tendrá su repercusión para las continuaciones que vendrán (y que esperamos sean muchas); ante la inocencia de los filmes clásicos del superhéroe, este desconocimiento de algo tan evidente hoy en día podía ser ridículo, puesto que en los mismos cómics hace rato que Clark Kent le había revelado la verdad a su amor (al menos en la continuidad anterior a los Nuevos 52) y al incorporar esta idea en la cinta actual los guionistas quisieron emular más aún las ideas contemporáneas sobre las relaciones entre el superhéroe y sus cercanos (en todo caso en la actual continuidad de DC el Hombre de Acero oficia de pareja de nada menos que de la Mujer Maravilla). Quizás es en este sentido que la verosimilitud y el tono más adulto de que el guión presenta el llamado “Efecto Nolan”, al no querer caer dentro del absurdo infantil que con pesar sí tenían las películas de la etapa anterior.
    Para terminar, un filme como este bien merece compartirse con otros que sepan apreciar aquello que está frente a sus ojos, para luego comentar y, por qué no, comparar con lo leído y visto anteriormente respecto al superhéroe.  En mi caso concreto, cuando vi el filme lo hice junto a mi gran amigo Miguel Acevedo, quien como yo es un gran seguidor del Hombre de Acero.  Nos juntamos una tarde helada y oscura de finales de otoño, con un cargamento de golosinas dulces y saladas para disfrutar tan esperada peli; a su vez traía guardada en mi mochila un litro y medio de jugo de piña para beber entre papitas fritas, galletas y maní (todo este revoltijo mezclado con el almuerzo de ese día me provocó luego una gastroenteritis aguda).  Poco antes de comenzar la cinta, un caballero cercano a los sesenta años se sentó al lado de mi amigo, pero no a ver lo mismo que nosotros… ¡Si no a dormir! Incluso roncaba mientras Kal-El y Zod se daban (y no consejos).  Al final el infeliz señor fue apodado por Miguel y yo como “El feo durmiente”.  Así de rara puede resultar la gente, no cualquiera sabe apreciar como uno una verdadera obra de arte; quizás el feo durmiente solo buscaba un lugar donde descansar sus huesos y lo que menos le importaba era la película que se estaba proyectando o, en el caso de que fuera un nerd de la vieja escuela, esperaba un largometraje al estilo de la anterior saga cinematográfica y su acto de dormir era su manera de desaprobar los nuevos tiempos para Superman.

Un afiche más sacado de la memorable película.

Boceto del actual  Superman de los cómics.
Acá se puede observar cómo la reciente cinta  mantiene
la imagen de hoy en día del superhéroe.

lunes, 17 de junio de 2013

La Chilenidad y otras temas en dos obras de teatro clásicas nacionales.


I- Introducción:

     Desde sus inicios, en la antigua Grecia, el teatro occidental presentó un fuerte carácter popular al reflejar en sus historias las preocupaciones e intereses del pueblo (con sus grandezas y bajezas), siendo a su vez un fiel reflejo de la idiosincrasia de éste; ello gracias a sus particulares personajes y conflictos dramáticos desarrollados en sus argumentos.   No obstante fue gracias a la introducción de la comedia, con su humor paródico y escatológico, que su carácter representativo de la cultura a la que pertenecía su autor, se desarrolló en mejor medida; esto a su vez gracias a la creación de personajes graciosos y carismáticos, claros ejemplos de los arquetipos propios de la cultura de su autor.
     Lo anterior es posible evidenciarlo a través de los siglos entre numerosos autores en diferentes zonas del planeta, desde ejemplos tan clásicos como los de Shakespeare, Cervantes y Moliere.  Posteriormente la literatura contemporánea mundial no se ha alejado de estos principios del teatro, como muestrario de la identidad nacional de los pueblos que retratan con sus obras.
     Es en este sentido, que el teatro chileno, en especial a partir de la segunda mitad del siglo XX, se ha constituido en uno de los mejores y más atractivos medios para ilustrar la sociedad chilena, gracias a tanta obra en la cual muchas veces los autores nos representan si bien con un realismo bastante acertado (la mayor parte de las veces), en trabajos llenos de humor y con un gran amor hacia lo que significa lo nuestro; luego, por extensión, estas obras simbolizan a la especie humana globalizada por presentar temas y caracteres propios de toda la humanidad (la búsqueda de la felicidad, la discriminación, el papel de la religión en la sociedad, la necesidad del amor en el corazón humano, etc).
     Considerando lo expuesto arriba, es que este pequeño trabajo pretende demostrar con dos obras clásicas chilenas, cómo el tema de la identidad nacional, la llamada “chilenidad”, es representada a través de su trama y personajes.  Por otro lado también se pondrán de manifiesto otras ideas y nociones abordadas en dichas obras, las que por supuesto les otorgan una dimensión más completa a la hora de pasar del mero sentido localista (o sea, algo solo para el público chileno), a una literatura y un teatro de sentido más universal. 
     Las obras escogidas para este sencillo análisis son Ánimas de Día Claro de Alejandro Sieveking y Mama Rosa de Fernando Debesa.   Ambas están consideradas entre los mejores exponentes del teatro chileno, siendo además sus autores poseedores de una connotada carrera artística, ganadores de múltiples premios y reconocidos incluso a nivel internacional (en especial Sieveking); por otro lado tanto la una como la otra, ha sido llevado a las tablas con importantes actores y elencos, a tal punto que su puesta en escena siempre ha sido exitosa y ha hecho honor a los textos originales.  Por último estos dos títulos son lectura recomendada por el Ministerio de Educación de Chile, debido a sus numerosas virtudes, que a continuación serán abordadas en sus respectivos capítulos.

II- La idealización del campo chileno y el sentido de lo mágico patrio.


     Estrenada el 25 de mayo de 1962, Ánimas de Día Claro de Alejandro Sieveking es una comedia de solo dos actos, con elementos maravillosos, un lenguaje de carácter popular campesino (sus personajes son analfabetos prácticamente y por ello hablan un español particular, si bien no deja de entenderse con claridad) y con claros rasgos poéticos en los diálogos pese al singular léxico de sus protagonistas; es así como entre medio de la abundante risa que pueden llegar a provocar las ocurrencias de sus simpáticos personajes (unas veces propias del candor rural y otras más de la propia “picardía” del doble sentido criollo), no faltan momentos en los cuales el lector/espectador pueda llegar a emocionarse.
    Es la historia de 5 hermanas, las González, quienes llevan décadas muertas y “atrapadas” en su casa en la entonces agraria zona de Talagante, de Santiago.   Todas ellas han fallecido sin haber cumplido su sueño más deseado, siendo que en algunos casos, no tienen idea de qué es lo que en realidad anhelaban tanto como para no poder abandonar la Tierra.  Un día llega hasta la supuesta casa deshabitada, un joven llamado Eulogio, quien desea comprar el terreno para tener allí su propio hogar; el muchacho, un hombre de buen corazón e inocente como pocos, pese a las advertencias de sus primos, no cree que las mujeres a las que encuentra en el lugar sean “ánimas”; es así como con la menor de ellas, en solo dos días, llega a entablar un romance que para las González cambiará favorablemente su destino.
    Lo folclórico y lo propio de la tradición del llamado “huaso chileno” (el campesino de Chile) se presenta en los prototipos de los personajes, quienes se dedican en el caso de las González, a la artesanía, hacen uso de los cantos populares y de una serie de elementos tradicionales como sus creencias religiosas mezcladas con las de origen pagano-indígena (entre ellas la creencia en las llamadas “ánimas”, almas en pena para otras culturas), también culinarias (el licor de la mistela), entre otros.  El nombre de los personajes, en especial el de las 5 hermanas, Floridema, Zelmira, Orfilia, Luzmira y Bertina, tan característico del campo chileno, es otro elemento que hace de esta obra un reflejo de ese mundo que quizás aún sigue formando parte de la identidad nacional, pero que a medida que la globalización se va extendiendo con el desarrollo de la ciudad, muchos chilenos (en especial los de las grandes metrópolis) solo podemos conocer gracias a las historias que nos quedan de ello.
     Puede llamar la atención la fácil aceptación de los personajes de la existencia de un mundo sobrenatural, que se encuentra tan cercano al nuestro, si bien se presenta el típico miedo ante lo desconocido.  No obstante en la obra las “ánimas” son entes benignos, que se aparecen “de día claro”, o sea, su intención no es asustar, si no que simplemente continúan con su no-existencia sin desearle mal a nadie y a la espera de que logren cumplir con su objetivo para hacer el último viaje de sus vidas (en la medida que cada una de las González logra su propósito, esto se traduce en un periplo en sí y el cual realizan con verdadera alegría).   Es así como este uso del elemento maravilloso, refleja bien ese espíritu tan latinoamericano y de las culturas tradicionales a lo largo del mundo, de creer con firmeza en lo sobrenatural.
    Otro punto fuerte de esta obra, resulta ser el de la inclusión del romance entre los dos personajes principales, o sea en términos dramáticos, los protagónicos de Bertina y Eulogio, quienes como en la clásica tragedia de Shakespeare de Romeo y Julieta, pertenecen a mundos opuestos (el de los muertos y el de los vivos) y ello les impide estar juntos como bien quisieran; no obstante como estamos frente a una comedia que pretende encantar y no sobrecoger al público, pese a la doble naturaleza de los enamorados, la imposibilidad de concretar algo se transforma en una dulce promesa de estar juntos en el Más Allá (por ende hay esperanza, alegría y no desdicha).
    A su vez el personaje de Eulogio se viene a convertir en la obra, en el verdadero Príncipe Azul al que hace referencia Bertina casi al final de la obra; puesto que tal como el simbólico príncipe de tantos cuentos de hadas, no solo es el hombre esperado que salva a la doncella cautiva, si no que su presencia también se traduce en la redención del resto de las hermanas González y a las cuales en cada caso sin pretenderlo ayuda a cumplir su deseo postergado. 
    Por último, Ánimas de Día Claro presenta además la idea de que nunca faltan ocasiones para ser felices y que todo depende de cada uno, quien es el constructor de su propia dicha; por ende, también existen las nuevas oportunidades para lograr la realización personal, ya sea a través del amor, como también en los pequeños detalles que (como en el caso de la mayoría de las hermanas González) hacen de la existencia (o la no-existencia) algo que bien merece la pena.
    Y ahora sí, para terminar este capítulo dedicado a tan recomendable título, una cita textual donde se presentan varios de los puntos arriba abordados (lenguaje popular, romance, elemento maravilloso y mensaje esperanzador):

Bertina: - No… Es como el cuento, tiene que cruzar too el bosque espinoso pa llegar onde la Urmiente. Ella va estar esperándolo…Y, además…,el bosque espinoso un es tan terrible…¿Sabe lo que hizo el príncipe?...Na. Se metió pa entro no más, sin miedo…La vía es güena, si uno quiere, la vía es güena…Los jardínes se pueen plantar de nuevo, y las casa se pueen golver a pintar. Pero el verdadero, el verdadero amor, ese es uno solo…Yo no tengo mieo por usté, Eulogio. Entro  di´ochenta años, usté va a golver aquí con su mismo amor de ahora, porque es así… El amor no se gasta…La cabeza, los dedos se pueen gastar; pero el maor, el verdadero amor, ese no. Por eso, no llore, pues. Hemos lagrimeao ´e lo lindo hoy día . No hace falta que llueva…, tenimos regao too el jardín…Y ahora se va a ir contento, con el corazón hichao como una casa…se va a costar y va a soñar conmigo. Y mañana… como el príncipe, se va a meter pa´l bosque, sin mieo…Y cuando se le clave una espina, ¡hágase el leso! Se salen solas…La Urmienta va  ´star despierta con el corazón hinchao como una casa…,de gusto…, de gusto…Hasta entonces, y güena cosecha… (Se levantan). Acuérdese de los damascos”.

III- El Matriarcado como sistema social vigente.

     Mama Rosa data de 1957 y es la historia de Rosenda, una tímida e inocente adolescente en un principio, que es traída desde el campo por su tía a trabajar como empleada en la aristocrática casa de los Solar Echeverría.  Su nuevo hogar está bajo el control de Misia Manuela, viuda que vela por sus hijos y el legado de su familia con la mayor rectitud posible.  El rol que debe cumplir en esta familia Rosenda, quien luego será llamada como Rosa y posteriormente Mama Rosa, es la de cuidar a las dos hijas de Misia Manuela, siendo que con la menor de ellas, Leonor, llega a entablar una verdadera amistad; con el paso del tiempo la Mama Rosa se dedica a cuidar a los nietos de Misia Manuela.  En el intertanto la Rosa llega a tener una relación de amorío platónico, secreta y culpable con Javier, el devoto hijo de su jefa; por otro lado, la relación entre Mama Rosa y Misia Manuela llega a sobrepasar la codependencia, puesto que la Rosa se convierte a su manera en un miembro más de la familia.
     La obra comienza a desarrollarse a principios del siglo XX, hasta llegar a los primeros años de la década del cincuenta, convirtiéndose en un medio para representar a través de la evolución de una familia y de sus personajes, medio siglo de la historia chilena.  Es así como a lo largo de este drama el autor va ilustrando los cambios sociales de Chile, desde el poderío de las casas de recio abolengo y tradicionalistas, hasta la inclusión de los vientos de cambio que implicarán la aparición del feminismo y la interacción entre distintas clases sociales (o sea, la aparición de la emergente clase media).
     Esta pieza teatral está llena de un chispeante humor, el que corre en manos de la carismática Mama Rosa, quien a medida que va madurando descubre en ella el deseo de emancipación, así como la misma Leonorcita, haciendo pasar unas cuantas rabias a Misia Manuela aun cuando ambas se quieren bastante.  Al estar frente a un drama (o tragicomedia), no faltan en ella algunos momentos de gran solemnidad, los que apuntan a la soledad de sus personajes, así como a la presencia del dolor en sus vidas.
    Como en Ánimas de Día Claro, lo popular corre a cargo de los personajes de procedencia humilde (venidos del campo), lo que bien se ve en sus nombres típicos: Rosenda, Liduvina y Macario, así como en su comportamiento.
    Si bien en Mama Rosa aparecen unos cuantos personajes masculinos, estos son meros comparsas para las féminas, en quienes se deposita toda la importancia como las verdaderas gestoras de todos los grandes sucesos de la obra.  A su vez cada uno de los conflictos dramáticos de este drama, tienen que ver con su desenvolvimiento primero como individuos únicos y luego como participantes de la historia nacional proyectada a través de sí mismas; por otro lado, cada una de las mujeres de la pieza teatral, representa un arquetipo de persona/mujer, siendo quienes con su actuar se convierten en los verdaderos pilares  de la familia Solar Echeverría:
    Así Misia Manuela como jefa de hogar resulta ser la matriarca inequívoca, de modo que si su familia llegó a estar en su punto más álgido económicamente, fue mientras la salud la acompañó.
    Inmediatamente después de la cabeza de la familia, se encuentra la humilde Rosa, quien se ha hecho cargo de dos generaciones de niños, entregando su vida para ello.  Es con la figura de las “mamas” (luego llamadas “nanas”), que el autor le hace su homenaje a una verdadera institución del Chile pasado y presente; mujeres que viven ”puertas adentro” y velan por la formación de chilenos de todas las épocas, heroicas madres postizas que realizan su labor yendo más allá de los deberes que presuponen los contratos de trabajo actuales (de hecho, las mamas como Rosa trabajan por mutuo acuerdo de palabra, sin que hayan papeles de por medio).
     Luego nos encontramos con Leonorcita, la mujer frágil y apocada, quien se enfrenta a la rigidez de las convenciones sociales; luego con el paso del tiempo encontrará cierta paz, una vez que asuma el precio de la libertad.
     Por último está Margarita, una mujer frívola y preocupada solo de pasarlo bien; no obstante es ella la primera que trae a su tradicional familia las ideas revolucionarias que harán que la Edad de Oro de la familia acabe (como símbolo del Chile aristocrático) y se pase a una sociedad más cercana a los nuevos vientos que comienzan a respirarse.
   Para terminar una cita textual de esta memorable obra, con la que se desea ejemplificar su humor y especial sabor popular:

“ROSA (Animosa):— Qigame, Lionorcita, pa' qul aprienda. Yo le voy a contar la historia de mi amiga, que se llama Josefa Caldera y vivía en Valparaíso. Pa’que vea usté que con mafia, se disimula cualquier cosita.
LEONOR (Débilmente):— No se disimula nada. ¡Yo voy a ser desgraciada...!
ROSA:— Fijese que como la Josefa tenía una caéra salía de un lao, cuando andaba, se le notaba. Pa’ colmo, la pobre se enamoró del teniente Orellana, que era un marino muy estimado de las güenasmozas del puerto. La pobre Josefa le ponía ojos, y too era inútil. (Pausa). ¿Mi oye, m’hijita?
LEONOR (Desganada):— ¿Y era fea la Josefa?
RosA:— Ni fea ni güenamoza; muy flaca, unos ojos grandazos. (Breve pausa). En esto la Josefa supo que al teniente no le gustaban ná las flacas y que andaba etrás e las hermanas Valdebenito, conocías por lo pechugonas. ¿Usté cree que la Josefa se acoquinó? Ná d’eso, m’hijita. Era una mujer atrevía y quiso peliarla. (LEONOR se yergue interesada). Apenas partió el teniente pá’ Antofagasta, la Josefa se puso a comer: harto pan con mantequilla al desayuno; urpo con leche a las diez, porotos y puchero toos los días al almuerzo; y en la noche, aunque no tuviera ganas, una sop’e cordero capaz de resucitar a un muerto.
LEONOR (Distraída):— ¿Y para qué comía tanto?
ROSA (Molesta porque no la ha escuchado):— Pá echar carnes, pus Lionorcita, no ve qui a él le gustaba la pechuga levantá... Así, al poco tiempo, la Josefa engordó qu’era un gusto. Y cuando llegó el teniente Orellana, la Josefa tenía el escote más lleno que las dos Valdebenito juntas.
(LEONOR se anima).
LEONOR:— ¿Y se casaron?
ROSA:— Claro que se casaron, y ligerito. Cuando él la vio bien apertrechá, no aguantó mucho tiempo y la cosa s’hizo. (Breve pausa). Claro que al pobre no li habrá gustao ná cuando le encontró la caera salía. (Plancha. Rosa reacciona con rapidez) Aunque mucho no le debe di aber importao, porque a los nueve meses justos le nació un chiquillo. (LEONOR se levanta)”.

IV- Conclusiones.

      Tras lo abordado arriba, se puede apreciar que las dos obras analizadas en este texto resultan ser no sólo algunos de los mejores exponentes del teatro chileno, si no que además se constituyen en un muestrario de la imaginería nacional; a su vez muestran tanto en el desarrollo de sus argumentos, personajes caracterizados y temáticas, lo que viene a ser la llamada “chilenidad”, o sea, en qué consiste ser chileno.  En este último sentido, resalta el humor chispeante con el que los personajes de carácter popular representados en ambas, demuestra cómo el chileno medio acostumbra, como dice la expresión “estar con la picardía siempre adelante” (expresión misma poseedora del doble sentido, o sea, de un matiz sexual, tan presentes en el lenguaje coloquial y las bromas criollas).  Por otro lado, se puede identificar en ellas la fuerte raigambre religiosa católica patria, elemento tan caro a gran parte de la población chilena y que permea desde la época de la Colonia el arte y las costumbres nacionales.
    Demás esta decir que resulta ser muy recomendable la lectura de estos textos dramáticos y más aún aprovechar la oportunidad de verlas representadas, puesto que el teatro solo se logra apreciar en su magnitud cuando su fin principal, la escenificación, es llevado a cabo.


     

domingo, 9 de junio de 2013

La historia de terror como un medio para ilustrar el corazón humano.


      Existe la equivocada idea (bastante prejuiciosa por cierto) de que la literatura de terror, el cine de este género, las seriales y los cómics de este tipo corresponden a historias que solo pretenden asustar, sin mayor contenido que violencia gráfica y morbo; incluso se les ha tildado de obras que incitan a la criminalidad y hasta al satanismo con tanto personaje de naturaleza maligna.  Lo anterior corresponde a una lectura pueril y desinformada, de modo que el que hace dicha crítica se encuentra enceguecido por una postura puritana y apenas se ha preocupado de ahondar en los temas presentes de dichas tramas, como también en la caracterización de sus personajes.
     El elemento terrorífico data desde la tradición oral de los mitos y las leyendas en todas las culturas y épocas; de este modo la fascinación por lo siniestro ha ido formando parte de nuestra tradición como sociedad e inconciente colectivo, producto esto de la dualidad entre curiosidad y temor por lo extraño, como por lo desconocido.  Así es cómo tras el paso de la literatura oral a la escrita, numerosos han sido los fabuladores que se han interesado en recoger en sus textos los distintos tipos de personajes propios de estas narraciones, tales como fantasmas, demonios, duendes, vampiros, hombres lobos y zombies; a su vez han ido adaptando a los tiempos venideros este tipo de criaturas bajo la imagen de mutantes, extraterrestres y otras criaturas como la imaginación permita usar y recrear.   Todos estos seres ligados al miedo debido a su particular naturaleza,  representan a su manera distintos aspectos de nuestra propia humanidad: así el vampiro es una proyección del deseo de la inmortalidad, en otras palabras, de la soberbia por sobre las propias debilidades humanas; el hombre lobo es un símbolo del bestialismo destructor que llevamos dentro; el zombie corresponde a la irracionalidad avasallante en especial de las masas consumistas e ignorantes…y los demonios, pues bien, tienen relación con algunos de los aspectos más retorcidos de nuestra mortalidad, como además son el cúmulo del temor a todo aquello que pueda escapar al control que podamos tener al alero de la ciencia y la protección de la fe religiosa (bien existen otros monstruos por ahí que nos atemorizan, pero todos estos a la larga no son otra cosa que manifestaciones de las tantas debilidades humanas).
     Desde la Antigüedad, en las historias de más añeja tradición, personajes heroicos se enfrentan a este tipo de seres malignos, haciendo uso tanto de su valentía, ingenio y, muy importante, del poder de la luz que les entregan sus convicciones religiosas; estas últimas les permiten discernir entre lo bueno y lo malo.  Así es cómo estos personajes arquetípicos tales como Hércules, Simbad el marino, el Rey Arturo, el Mio Cid y muchos más, logran derrotar a lo siniestro gracias a todo lo positivo que existe dentro de ellos, ya que a su vez estos individuos extraordinarios representan lo mejor de sus propias comunidades.  Luego la literatura heredera de esta tradición maravillosa, fantástica y épica se nutrió de tales elementos para llegar a contar historias en las cuales la lucha entre el bien y el mal se repetía una y otra vez; numerosos relatos, donde la mayoría de las veces los protagonistas contaban con su virtud para derrotar a tanto enemigo.  Por ende, se puede demostrar que tanto los relatos de tradición oral, como los escritos clásicos y contemporáneos no carecen de un profundo sentido valórico e incluso religioso (en otras palabras, es solo cuestión de saber mirar hacia dónde se dirige la historia y apreciar la características del conflicto y la personalidades de sus protagonistas para comprobar lo expuesto arriba).
    Teniendo en cuenta todo lo anterior, podemos detenernos en un filme de terror que aún dentro de su aspecto más ominoso y efectista, bien exuda un fuerte sentido religioso; donde además el tema de la fe religiosa cobra un papel destacado, para mostrarnos cómo ésta es esencial en la vida de los seres humanos: me estoy refiriendo a la película El Exorcismo de Emily Rose de Scott Derrickson, que data del año 2005 y se encuentra inspirada levemente en un caso real de la década de los setenta en Alemania.
      El filme cuenta del exorcismo practicado a una joven universitaria que termina con la espantosa muerte de la poseída, razón por la cual el sacerdote quien le practica dicho rito, es acusado de asesinato por negligencia y encarcelado; no obstante una exitosa abogada agnóstica es designada por su bufete para defenderlo.  Es entonces cuando la mujer al conocer al hombre de fe y comenzar a investigar, como a su vez durante sus conversaciones con éste, inicia lo que Joseph Campbell llama un viaje espiritual; todo esto la transformará en una mujer distinta, luego de que obtenga sus propias experiencias con el mundo de lo sobrenatural.
    
Uno de los momentos más impactantes de esta lograda cinta.
El sacerdote interpretado con una humanidad increíble por el inglés Tom Wilkinson (quien tiene a su haber tantas grandes películas en papeles de diversa índole, pudiendo desenvolverse en todos los géneros con gran solvencia y credibilidad), responde a la imagen que todo creyente desea de su cura: un hombre sabio en el conocimiento de sus propios defectos, pero que en su afán de servicio público es capaz de sobrepasar su propia fragilidad humana, sin dudar en llegar al sacrificio personal.  De este modo la cinta se detiene en la figura de esta persona, quien enfrentada a las fuerzas demoníacas pone en juego no solo su libertad, si no que su propia cordura y, lo que es más importante para él y todo practicante, su alma.  Uno de los detalles más significativos a lo largo del largometraje, resulta ser cuando se muestra al sacerdote como alguien humano tal cual el resto de la gente y que no vacila en demostrar su miedo frente al grave peligro al que se enfrenta (esto es cuando el mismo mal al que combate sin dudarlo, se le manifiesta con el objetivo de minar su fe); no obstante siempre se ayuda de sus creencias, las cuales le entregan las herramientas para recuperar el coraje que le permitan sobreponerse ante cualquier amenaza ya sea física, como espiritual.   
     La coprotagonista (bajo el trabajo de la increíble actriz Laura Linney, quien logra completarse muy bien con el ya mencionado Wilkinson), se muestra en un principio como la típica profesional eficiente en su rubro, deseosa de seguir escalando en la carrera por más poder: alguien inteligente, autosuficiente y osada.  Así es como dentro de su propio mundo, la seguridad que le otorga su oficio, en el cual los límites están claros bajo la mirada de la moderna sociedad occidental, entra en quiebre cuando: primero, se ve obligada a defender una causa en la que no cree (cabe recordar que no es una persona religiosa); y, segundo, cuando poco a poco comienza a adentrarse dentro de un terreno en el cual no es una experta y que la remece a tal punto, que llega a aceptar dentro de su vida la posibilidad de que existen fuerzas que se encuentran por sobre nuestras cabezas.
     Jennifer Carpenter fue quien asombró al público en su papel de la atribulada Emily Rose, siendo este el papel que la hizo famosa antes de su rol en la celebrada serie de televisión Dexter.   Siguiendo la tradición religiosa católica, la película la muestra como a una muchacha con connotaciones de santa, razón por la cual es la indicada para ser atacada por las huestes demoníacas para socavar su fe y ganar la posesión de su alma.  Es entonces que la casi principiante actriz logra demostrar su talento en las impactantes escenas de posesión y donde haciendo uso de su propia habilidad física para contorsionarse y deformar su bello rostro, no dejar impertérrito al espectador.
    Por último, dentro de los personajes importantes de esta obra, se encuentra la presencia del abogado acusador, quien acá está a cargo de un también convincente (aunque envejecido) Campbell Scott.  Éste como el sacerdote en tela de juicio, es un hombre religioso, pero no cristiano católico, si no evangélico, de modo que su fe (y sexo) lo diferencia en una primera instancia con la agnóstica abogada defensora.  No obstante el dogma de este individuo se basa en un paradigma mucho más racional que el hasta cierto punto místico catolicismo; de este modo en el filme se contrastan ambas maneras de vivir el cristianismo (uno más racional y el otro apoyado en la fuerte creencia de la existencia de un sustrato de connotaciones sobrenaturales y que bien pueden manifestarse dentro de nuestra realidad).
Scott Derickson el director.
     Teniendo en cuenta a los 4 personajes en los que se apoya el argumento, para contarnos una trama que se mueve tanto dentro de los terrenos de los filmes de juicios (donde los abogados se muestran como modernos héroes y defensores de la verdad y los inocentes) y del terror de carácter religioso y sobrenatural, resulta más que evidente que El Exorcismo de Emily Rose es una cinta que no ceja en abordar el papel que cumple la fe dentro de la moderna sociedad contemporánea; todo ello, puesto que como se logra mostrar en esta historia, los personajes femeninos ya mencionados llegan a un punto de su encrucijada en el cual deben elegir qué hacer con sus propias creencias y todo a partir de sus particulares experiencias: por ende, el acto de aceptar la preeminencia del mundo espiritual en sus vidas, las convierte en proyecciones de la lucha continua al respecto en los corazones de millones de personas a lo largo del mundo.
      Por lo tanto al hablarse de un largometraje que entre otros aspectos gira en torno a la posibilidad de que existe una dimensión de corte sobrenatural, idea que se contrapone a una más racionalista (que pretende ser objetiva), el guión hecho por el mismo director juega con el principio de incertidumbre frente a qué sucedió en realidad: ¿Estuvo poseída o no Emily Rose por fuerzas demoníacas o fue una víctima más de las supuestas creencias retrogradas? Frente a este último punto, si fuese así, su párroco sería culpable de la muerte de una jovencita claramente influenciable.   Es entonces que durante el juicio llevado a cabo en la cinta, se dramatizan ambas posibilidades, de modo que sean no solo los personajes, si no que también el público, quienes decidan qué verdad aceptar en su interior.  Si bien la misma película opta por mostrar que lo sobrenatural sí estuvo presente, gracias los diálogos y las reacciones de los protagonistas, se ha dado ya la entrada para que el debate sobre la calidad de la fe sea puesta en el tapete.   En este sentido cobra una gran relevancia el testimonio especializado que entrega durante el juicio una profesional universitaria, quien expone una interesante teoría científica sobre la veracidad de la experiencia religiosa esotérica.
      Considerando además que se está frente a una película de horror actual, el director no vacila en provocar angustia en su público, con escenas que alternan entre lo sutil y lo gráfico cuando se trata de ilustrar la presencia de lo diabólico (y en efecto lo consigue, pues su trabajo bien logra hacernos creer que lo hemos percibido, ya sea como testigos, como protagonistas).  Cuando Emily Rose es atacada por el mal, lo mismo que sucede con los personajes del sacerdote y la abogada, la película logra crear una sensación de indefensión tal que con solo pequeños detalles, que bien es posible que más de un sobresalto sea provocado en quien vea la cinta (como cuando aparecen sombras fantasmagóricas y se da una explicación sobre cuál es la verdadera “hora de las brujas”).  En cuanto a cuando se lleva a cabo el exorcismo mismo y Emily se haya poseída por completo, la efectividad de su representación supera al de un montón de películas del género que se jactan de sus presupuestos millonarios y de hacer uso de los efectos más aparatosos a su disposición (en este sentido, son los efectos sonoros y la misma actuación tan física de la Carpenter los que se “roban la película”, consiguiendo algunos de los instantes más aterradores de la filmografía mundial).
     Poco antes de sus créditos finales, la cinta termina con los típicos textos haciendo referencia a qué sucedió con los personajes de la supuesta historia real en la que se basó; esto resulta ser un artilugio dentro de la ficción misma para darle verosimilitud tal a la trama, a tal punto que una historia de este tipo bien pueda llegar a ser considerada como algo posible (aun cuando el caso original que la inspiró difiere bastante de lo mostrado en el filme).  Claramente cualquier persona de convicciones cercanas a lo expuesto por el director y los actores, no pondría en duda la veracidad de este tipo de eventos.
     Por último, la escena en la cual se escenifica el sueño/visión de la atormentada Emily Rose deja de manifiesto la concepción providencialista de muchas creencias religiosas, consistente en la noción de que Dios y las fuerzas divinas intervienen directamente en la vida de los seres humanos.  A su vez la mano divina se presenta en otro significativo momento del filme.  Es en este sentido, que cuando Scott Derrickson muestra con tal sublimidad el especial encuentro de Emily Rose con las fuerzas del bien, que la cinta otorga un mensaje de esperanza en medio de un mundo en el que pareciera que la fe religiosa se ha extinguido.

La inolvidable escena del exorcismo final de Emily Rose.

martes, 4 de junio de 2013

Segunda nominación al "One Lovely Blog Award"


     Hace poco más de una semana Tomás, del recomendable blog KindleGarten me nominó al "One Lovely Blog Award" un premio honorífico entre blogueros a nivel internacional.  Así es cómo dentro de la “política” de esta iniciativa, está el hecho de que el nominado (quien inmediatamente al serlo, también recibe de forma simbólica este trofeo) entre varios pasos a seguir debe nominar a otras 11 páginas de este estilo.  Ahora bien, en mi caso no soy muy dado a leer y seguir otros blogs, debido al tiempo que me ocuparía; no obstante en el listado que di no dudé en poner a Constant Motions de Jorge Luis Castaños, de República Dominicana, puesto que además de mantener éste un blog de gran calidad visual y gráficamente (siendo además como el amigo español Tomás y yo fanático de Stephen King), fue uno de los tres blogs que me inspiraron a la hora de crear el mío (los otros dos les pertenecen a  grandes amigos míos, igualmente chilenos como yo).  Pues bien, Jorge Luis fue el primero (de tres a la fecha) en responder a nominación y además tuvo la gentileza de proponerme en una segunda instancia para este galardón.  Es así como me corresponde ahora ser yo quién responda a sus 11 preguntas, si bien me omito hacer una nueva lista de blogs para nominar, pues con suerte tengo unos tres no más para ello.
     Pues pongámonos en campaña.

1- ¿Por qué elegiste el nombre de tu blog?

    Tal como lo detallo en la cabecera de mi página, es debido a la edición española (primera  época) de la revista gringa Fangoria, que compraba de adolescente, hasta mis primeros años de universidad.  Este era el título de una sección que creo era propia de la versión castiza y desde joven me gustó cómo sonaba; además de tenía una deuda con la revista, ya que mucho de lo que sé hoy en día sobre cine y literatura de terror, se lo debo a esta revista.

2- Describe tu blog con una sola palabra -sin utilizar el nombre.

     Entusiasmo.

3- ¿Cómo visualizas tu blog para el final de año?

     Como ya me ha pasado en sus dos primeros años de vida, con  muchos nuevos textos y ojalá con hartos seguidores y comentarios más, de modo que día a día esta página vaya creciendo y ojalá dejando una impronta en la oferta mediática de los blogs.

4- ¿Cuál es tu opinión general sobre los blogs de hoy en día?

     Como no leo mucho otros blogs, no puedo emitir un juicio responsable, pero pienso que blogs hay para todos los gustos y de diversa calidad (en otras palabras: abunda la variedad).

5- ¿Qué crees que diferencia tu blog del de los demás?

     El simple hecho de que sea de mi autoría y refleje con ello quién soy yo como persona, en cuanto a mi circunstancia en general (mis pasiones, mis opciones frente a la vida y lo que en general me hacer ser alguien en sí mismo, por muy cliché que suene).                   Quienes me conocen personalmente, bien pueden identificar en lo que escribo a quién soy, porque acostumbro hacer referencia a mi propia experiencia en ello y a lo largo de sus textos hay “pistas” acerca de quién soy yo.

6- ¿Usas alguna estrategia para que quien te lea por primera vez se quede siendo tu lector fiel?

     Nunca había pensado en algo como esto.  Supongo que cuando escribo procuro que el texto esté redactado de tal manera que las ideas planteadas en él se entiendan sin ambigüedad y a además con un lenguaje castellano que sea comprensible no solo para mis compatriotas.  Esto creo puede hacer que un nuevo lector desee leer más de mis trabajos, puesto que la lectura puede no serle complicada.

7- ¿Apuntas a obtener ganancias monetarias con el blog o tan solo es una experiencia personal?

     Lo he tenido en cuenta, pero la verdad veo esta labor de ser un bloguero como algo “ad honorem” y por ello para mí la mejor retribución está en el gusto de hacer un trabajo que sea del agrado de quienes visitan la página.

8- ¿Qué prefieres, más seguidores o más comentarios? ¿Por qué?

     ¡Uf! Por mí de los dos, pero si tuviera que elegir, quisiera más comentarios, puesto que como he podido comprobar, algunos seguidores lo hacen más por “compromiso” (en el caso de los que me son cercanos) y otros nunca se manifiestan.  Por otro lado, el comentario es una manera de mantener un diálogo con los lectores, que lo ayudan a uno a redondear sus ideas y que se produzca una verdadera retroalimentación entre uno y su público.

9- Dos consejos para una persona que quiera empezar un blog.

     En primer lugar que escriba de lo primera que se le viene a la cabeza, de aquello que le ronda, puesto que son estos “chispazos” dados por la inspiración y/o su musa los que permiten que uno vaya afinando el detalle de la escritura creativa (en otras palabras, mientras más escribes, más se te irá haciendo fácil con el tiempo y te irás perfeccionando en tu labor).
      En segundo lugar, actualizar al menos una vez a la semana el blog, ya que muchos son los blogs que rondan en la red, así como son muchos los que mueren por dejación de sus autores, que al final se pierden en la monotonía del trabajo y la vida cotidiana.

10- Para tu lectura, ¿prefieres un blog con temas variados o con un tema en específico?

        De tema específico, si bien en muchos casos (como el de mi propio blog), hay temas que se encuentran ligados entre sí como cine, literatura, seriales y cómics.

11- ¿Cómo te sientes al haber sido reconocido con este premio?


     Por supuesto que honrado, más por el hecho de que haya sido por gente a la que admiro (si bien no tengo el gusto de conocerlos en persona), como lo son Tomás y Jorge Luis, siendo que además son de lugares tan distantes, como también culturas hasta cierto punto diferentes (no en un 100%, pero sí en un grado de importancia).  Todo esto me dice que lo que hago con mi blog posee su grado de validez.

sábado, 1 de junio de 2013

El Horror en el Sexo y el Amor.


      A principios de los 80 aparecieron publicados una serie de cuentos de terror bajo el título genérico de Libros Sangrientos (o Libros de Sangre también en español), los que fueron 5 tomos en total; estos correspondían en su mayoría a relatos de corte sobrenatural, todos poseedores de algunas de las descripciones macabras más explícitas vistas hasta el momento, aptas para lectores sin mayores problemas con la truculencia y las situaciones extremas.  El artífice de estas historias era un joven autor inglés, quien había probado suerte con sus escritos en su país, para luego aventurarse con una primera tirada de pocos ejemplares en USA; así fue que acaparó la atención de gente como Stephen King, quien dijo de él “He visto el futuro del horror y su nombre es Clive Barker”.  Con el tiempo King demostró no estar equivocado y el propio Barker comenzó a ganar numerosos premios, a medida que iba publicando nuevas historias (muchas de ellas novelas, incluso obras de teatro, guiones para cómics y de videojuegos), además de incursionar en el séptimo arte adaptando muchas de sus obras por él mismo o por otros directores (algunas veces con gran éxito y otras veces no tanto).
     Dentro de los cuentos que componen los llamados Libros Sangrientos, se encuentra uno en particular donde tuvo por primera vez de protagonista a una mujer: Jacqueline Ess: Su Voluntad y su Testamento.  Éste, un ejemplo más de su literatura de terror rupturista en aquel tiempo, demostró a lo largo de sus páginas la obsesión del autor con el tema del sexo.  Así es como en muchos textos “barkerianos” se presenta la idea de que el sexo bien puede llegar a ser una manifestación de nuestros horrores interiores, como lo son la misma perversidad y lo animal subyacente dentro de nosotros mismos, los que logran expresarse en la sensualidad humana; de este modo, tal cual en los trabajos del Marqués de Sade, en muchos de los escritos de Clive Barker el sexo se muestra como un medio para el control de los demás y lo que bien puede llegar a conseguir la condenación de la gente.  A su vez el mismo sexo resulta ser una arista más del lado animal, todavía presente en la supuesta mente racional.   De este modo muchos de los horrores de Barker, como el mismo cuento ya citado, hacen uso de un efectivo erotismo donde los fluidos del deseo se mezclan con la sangre, las vísceras y todo tipo de apéndices monstruosos (lo que recuerda hasta cierto punto la primera etapa de la filmografía del canadiense David Cronenberg).
     En el caso concreto de Jacqueline Ess: Su Voluntad y su Testamento nos encontramos frente a la historia de una bella y sexy mujer, quien sin embargo es infeliz y por ello decide suicidarse; empero su deseo no es cumplido y sobrevive.  Una vez internada mientras se encuentra convaleciente, una conversación con su médico la hace enfurecerse y entonces descubre que tras su breve experiencia con la muerte ha desarrollado un increíble poder: con su mente es capaz de moldear la carne de los hombres de las formas más espantosas y aterradoras que su propia imaginación pueda concebir; por supuesto que esto implicará graves consecuencias para quienes resulten ser víctimas de su ira.  Es en los efectos de la habilidad de esta verdadera femme fatale, que el artista demuestra su inmensa capacidad fabuladora para lo bizarro, en explicar con gran verosimilitud, aun cuando se trate de la fantasía más oscura, las torturas físicas a las que somete Jacqueline a quienes tienen la mala suerte de hacerla enojar…Para muestra, un botón:

    “Su espíritu se concentró en el cuerpo que había detrás del barniz de los vestidos. En el músculo, el hueso y la sangre que había debajo de la piel elástica. Se lo imaginó desde todos los ángulos, midiéndolo, calculando su capacidad de resistencia y, finalmente, enfocándolo de frente. Pensó:
«Sé una mujer.»
Nada más ocurrírsele esa extravagante idea, empezó a convertirse en realidad. Lamentablemente, no fue una transformación de cuento de hadas; la carne del hombre se resistía a ese tipo de magia. Ella deseó que su pecho masculino diera lugar a dos mamas, y empezó a hincharse de una manera encantadora, hasta que la piel cedió y se le desprendió el esternón. Su pelvis, estirada y a punto de estallar, se rasgó por el centro; desequilibrado, se derrumbó sobre su despacho y la contempló con la cara amarilla por la conmoción. Se chupaba los labios sin parar, a fin de encontrar algo de humedad que le permitiera hablar. Tenía la boca seca y las palabras se le morían antes de nacer. Todo el ruido procedía ahora de entre sus piernas: el chorreo de la sangre y el golpe sordo del intestino al caer sobre la alfombra.
Chilló ante la absurda monstruosidad que había ideado y se retiró a la esquina opuesta de la habitación, donde vomitó en la maceta del gomero.
«¡Dios mío! –pensó–. Esto no puede ser un asesinato. Ni siquiera lo he tocado.»”

     Y es cuando la protagonista inicia un largo periplo físico y espiritual en la búsqueda del conocimiento que le permita controlar su poder y, por ende, conocerse a sí misma.  Durante este proceso, la mujer llega a tener trato con un abogado, quien no solo se obsesiona con ella, si no que llega a amarla; incluso la misma Jacqueline reconoce que de todos los hombres con los que ha estado, éste ha sido el único con el cual ha llegado a sentirse medianamente plena (y existe otro particular detalle en su relación con dicho amante: éste ha sido el único que la ha llamado por su nombre, mientras que el resto usa solamente apelativos para ella: en otras palabras, solo él la acepta como es, siendo capaz de ver más allá de su espectacularidad y haciéndola sentirse mujer de verdad).  Sin embargo, Jacqueline en su ceguera no puede darse cuenta que tiene muy cerca de ella la posibilidad de ser feliz en realidad; por esta misma razón, por su terquedad, deberá pasar por su propio infierno personal para por fin conseguir lo más cercano a la felicidad.  Entonces conoce a un mafioso, quien a su manera, como ella, es capaz de controlar la vida de quienes lo rodean.  Por último, Jacqueline se sume en la ignominia de una existencia  autodestructiva, hasta que al igual que en un cuento de hadas retorcido, su propio Príncipe Azul va en su búsqueda para salvarla.  El cuento termina con Jacqueline Ess y su verdadero amor fusionándose literalmente en un abrazo y de donde obtienen por fin  la paz que otrora les fuera negada.
    
En la personalidad errática, manipuladora y vengativa de la protagonista, así como en cada uno de los hombres que llegan a involucrarse con ella, es posible identificar la necesidad del ser humano por sentirse parte de algo (muchas veces manipulando a otros) para sentir lo que es el amor (o lo que ellos entienden por tal sentimiento).  En este sentido tanto Jacqueline Ess, como cada uno de sus hombres, ven al amor no como a una valoración del objeto amoroso, si no que más bien como una posesión que implica que uno se adueñe de éste (o estos).  Solo Vassi, quien ha quedado prendido de ella a tal punto de dejar todo por su musa, descubre que para alcanzar su idea de felicidad y conquistar la voluntad de Jacqueline, debe entregarse con humildad (y por esto logra deshielar el corazón de quien ama).  En cambio el resto de los hombres a quienes la protagonista llega a deslumbrar, ven en ella a un trofeo, algo que los encanta y desean conseguir a costa de cualquier precio; por otro lado la propia Jacqueline llega a verlos totalmente deshumanizados, usándolos y luego desechándolos.   Por lo tanto en la narración se presenta al acto sexual como a una especie de canibalismo, donde el amante consume la carne y la persona del otro; esto acá llega a ser literal, puesto que quienes terminan por yacer junto a la protagonista, ya no regresan de su abrazo (en especial hacia el final del relato, cuando Jacqueline Ess se ha convertido en una especie de prostituta sagrada y maldita, cuyos clientes nunca más vuelven a conocer sus placeres).
       Desde que Jacqueline Ess toma conciencia de su poder, se transforma en una criatura rencorosa y cruel, sin ápice de remordimiento frente a sus crímenes.  Cuando en su búsqueda del conocimiento para controlar adecuadamente sus nuevas habilidades, encuentra al hombre adecuado que le enseñe las lecciones que necesita, lo hace solo con un fin utilitarista.  De este modo una vez que logra exprimir toda la “sabiduría” de su especial maestro, lo desecha tal y como ya ha acostumbrado a hacer con el resto de los hombres que antes a ella la victimizaron.  Por lo tanto aquí se invierten los papeles y Jacqueline Ess, pese a todos sus encantos femeninos, se masculiniza; lo que hace con cada hombre que yace con ella es poseerlo, incluso cuando los mata, como una especie de violación, puesto que penetra con su mente sus cuerpos y los hiere. 
       La naturaleza retorcida de la protagonista en cuanto a cómo los hombres caen rendidos a sus pies y luego son consumidos por ésta (en cuerpo y espíritu), proviene de toda una tradición mítica y literaria de la que se nutre su autor.  En este sentido Barker se inspira en la figura del súcubo (demonio femenino), de la supuesta primer mujer de Adán que fue tentada por el demonio, la  Lilith de la tradición judaica, de las lamias griegas, sirenas, las vampiresas como Carmilla de Sheridan Le Fanu y Clarimonda de  Théophile Gautier…para convertir a su personaje en una proyección contemporánea y humanizada de estas bellezas tentadoras y mortales.  A su vez ya en el impresionante clímax del relato, el escritor muestra a la protagonista como a particular meretriz, a la cual se le practica una especie de culto y a quien los hombres se entregan como ofrendas, haciendo uso otra vez el autor de una poderosa imagen de arcaicas reminiscencias.
     Puede que a algunos la prosa exorbitante del autor, en cuanto a su juego de la mezcla de lo erótico con lo monstruoso, no sea del agrado de cualquiera; sin embargo uno sería un ciego, si negara la capacidad de su autor para llevar a nuevas dimensiones los viejos, pero permanentes temas como lo monstruoso, la mujer fatal, la búsqueda del amor, la soledad, la violencia y la misoginia en este tipo de literatura.  Por ende, un artista más convencional no habría permitido esta renovación del género de terror, que fue en su momento Clive Barker.


Antigua edición en español de estos
recomendables cuentos.

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