domingo, 12 de junio de 2016

La otra versión.



      La escritora estadounidense Anne Rice (1941 en adelante) se consagró en el arte de la narración gracias a su novela Entrevista con el Vampiro en 1976, a través de la cual expuso a estas criaturas de la noche que se alimentan de sangre, de una manera como nunca antes había sido abordada con anterioridad: desde un punto de vista humanizado.  De este modo en tal obra dichos seres ya no son vistos como personajes unidimensionales, sino que son retratados de una manera más compleja, poseedores tanto de virtudes como de defectos, lo que bien los convierte en otra proyección del carácter humano.
     Siendo el protagonista de esta primera obra el atormentado vampiro Louis, destacó entre sus páginas desde el principio quien lo convirtió en tal ser, Lestat.  El contraste entre ambos, tras el primero ser caracterizado como un sujeto compasivo, mientras que el segundo era sin dudas un ejemplo de la villanía típica de estos entes (al menos tal y como se acostumbraba definirlos en la tradición clásica), al final dio al propio Lestat un papel destacado que sin lugar a dudas logró acaparar en mayor medida la atención del público lector, en vez de su sensible protagonista.   Por lo tanto el desvergonzado vampiro rubio llegó a convertirse desde sus primeras páginas en uno de los mejores personajes de toda la novela (solo superable a la entrañable niña inmortal Claudia). 
     Tras considerar lo arriba expuesto, en 1985 la Rice sorprendió gratamente a su público y que desde hace rato esperaba más de su narrativa fantástica, cuando publicó la segunda entrega de una hoy extensa saga.  Pues esta segunda parte recibió el significativo título de Lestat el Vampiro.  Tal como lo dice su mismo nombre, en esta obra el papel principal del argumento recae en quien hiciera del antagonista en la primera parte de dicha saga.  Es así que la escritora vuelve a usar la primera persona, a través de las memorias en esta ocasión del propio Lestat, quien desde un principio nos hace toda una verdadera revelación, la cual pone en tela de juicio gran parte de lo que llegamos a saber por medio de la historia de Louis: Que lo contado por este no fue la verdad, sino que el melancólico vampiro mintió, en parte por sus propios prejuicios, como por el engaño (y autoengaño) al que estuvo sometido a lo largo del tiempo en el que transcurre su relato.
      Es así que a partir de ahora la autora se vale de Lestat para presentar una posición, de alguien que ahora se convierte en un reflejo por completo diferente de nuestra propia humanidad.  Puesto que si en el pasado Louis se constituyó en la representación del lamento existencialista, ante la pérdida del sentido de la vida y la correspondiente búsqueda de una razón de ser, a partir de esta continuación por medio del más viejo y experimentado Lestat, se nos entrega a un sujeto que más bien representa el vitalismo humano y el deseo irrefrenable de vivir con pasión cada momento de nuestra existencia.  Por ende, este nuevo protagonista, a partir de ahora se nos presenta como un tipo que sin vacilaciones resulta simpático y hasta heroico, ya que llegamos a saber de primera fuente de que posee su propio código de honor, que es alguien instruido y que para nada se regodea en el mal (o al menos en el sentido “satánico” o más maquiavélico de la palabra).   De hecho, el verdadero Lestat ama a la humanidad y así lo demuestra más de una vez a partir de esta novela, como de las demás que le seguirán a estas Crónicas Vampíricas.
     Pese a la diferenciación más positiva que se hace entre el Lestat de la versión de Louis y esta otra, tampoco se cae en el absurdo de convertirlo en un ser idealizado, que sin dudas se trata de un vampiro que se alimenta mayormente de sangre humana, de modo que su naturaleza sobrenatural bien corresponde a la de alguien que a otros, de seguro resulta alguien de actitud reprochable.
      Como se trata de la confesión de Lestat, la narración abarca un periodo que comienza desde antes de su conversión a vampiro, mucho antes de que Louis pisara la Tierra, puesto que sus recuerdos abarcan una cantidad de años más grande e incluso una que supera la del tiempo cognoscible; lo último porque este se permite agregar a su relato los recuerdos y palabras de otros dos personajes, quienes lo superan con creces en edad (el libro en sí se extiende a través de milenios de hechos extraordinarios).
       Se trata además de un texto que casi llega a doblar la extensión de su predecesor, puesto que al menos en su versión en español casi llega a las ochocientas páginas, las que además abarcan múltiples escenarios, que traen a la imaginación un exotismo que antes no había sido abordado en el primer libro y que además permite describir con mayor intensidad los distintos ambientes en los que transcurre la acción (por un lado se nota la documentación previa hecha por Anne Rice, para otorgarle verosimilitud histórica a su trabajo literario, así como su talento para recrear fantásticamente épocas y sociedades que existieron en el mundo real, pero que en su ficción se muestran “cambiadas”).  Todo esto a su vez permite reencontrarse con viejos conocidos, que por medio del mayor conocimiento de los hechos de Lestat, son caracterizados de una manera más integral; de igual modo los nuevos personajes (bastantes la verdad) se hacen sin duda valiosos a la trama y a los ojos del lector, llegando a convertirse en un elemento primordial no solo para esta novela, sino para las que le siguen. Cabe mencionarse que las dimensiones superiores de este volumen, se constituyen de igual modo en un vehículo para que la atmósfera sobrenatural se enriquezca, a tal punto, que tal detalle aporte como nunca a que Lestat el Vampiro sea literariamente superior al título que le antecedió.
      Como el mundo vampírico se hace más vasto en esta segunda parte, se hacen grandes revelaciones al respecto, llegando incluso a narrarse el origen de la especie, el cual toma ribetes míticos, al punto de convertir las Crónicas Vampíricas en una de las grandes nuevas mitologías contemporáneas; asimismo resulta plausible la construcción de toda una sociedad de “no muertos”, con lo que se intensifica esta ficción.
      Un papel fundamental cumple el arte en este texto.  Si bien ya en Entrevista con el Vampiro Lestat había demostrado su enorme gusto por la música y el teatro, dedicándose varios momentos del libro a dicha pasión, en esta ocasión ahora en que se le presenta de una manera más grata, nos enteramos de que es un nato actor y luego una vez transformado en vampiro, también un formidable músico y hasta escritor (además de ser un gran lector).  De igual manera otro importante personaje del libro es un connotado pintor.  Es así como la narración se detiene en varios momentos en la contemplación estética, ya sea a través del teatro, como de la música, artes que la autora no deja de alabar a través  de sus palabras y protagonistas; al respecto, un rol destacado toma el violín, al cual la misma Anne Rice convirtió en el elemento central de su novela llamada justamente Violín (1997); de igual modo con Un Grito en el Cielo (1982), ya había hecho un homenaje primario a la música, a través de una fantasía suya en torno a los castrati.

      “Se llevó el violín al hombro y empezó a puntear las cuerdas mientras las afinaba ajustando las clavijas.
       Después levantó el arco y lo dejó caer con fuerza sobre las cuerdas para hacer sonar la primera nota.
       Me incorporé hasta quedar sentado y apoyado con la espalda contra la pared de madera; le miré fijamente, pues no podía creer en el sonido que empecé a escuchar.
        Entró en la melodía desgarrándola, arrancando las notas del violín. Y cada una de ellas era translúcida y vibrante. Nicolás tenía los ojos cerrados, la boca un poco distorsionada, el labio inferior ligeramente ladeado; y lo que me encogió el corazón casi tanto como la propia tonada fue ver cómo todo su cuerpo se fundía en la música, cómo su alma se apretaba al instrumento como si fuera un sensible oído más.
       Jamás había escuchado música como aquélla, tales vigor e intensidad, los rápidos y brillantes torrentes de notas que surgían de las cuerdas. Estaba interpretando una pieza de Mozart y tenía toda la alegría, la ligereza y el intenso encanto de cuanto Mozart escribió.”

      En determinado momento cuando se refiere a vampiros realmente antiguos, ya que superan los mil años de existencia, se menciona a Ramsés el Maldito, del cual se dice que en realidad no se trataba de un vampiro y que “no era tan maldito”.  De este modo por medio de las pocas líneas que versan sobre él, la escritora comenzó a delinear todo un mundo ficcional donde sus vampiros cohabitan junto a otros personajes de sus obras, puesto que luego en 1989 publicó su novela en exclusiva sobre este y que se llama justamente La Momia o Ramsés el Condenado.   Poco después, en 1990, comenzó su ciclo de Las Brujas de Mayfar, con La Hora de las Brujas, de la que ya lleva editados tres libros y fue así como a través de Merrick (2000), realizó nada menos que un crossover entre ambas sagas.
      Transcurriendo 1989, comenzó a salir la adaptación al cómic de Lestat el Vampiro, a cargo de la editorial Innovation, que tras doce números publicados para completar los acontecimientos de la novela, en 1991 los reunió en un solo tomo.  Su guión estuvo a cargo de Faye Perozich, quien trató de ser lo más fiel al texto original (según muchas fuentes en lo que he investigado al respecto, puesto que no he tenido el gusto de conseguir en papel la novela gráfica, ni mucho menos de leerla); por otro lado, posee un arte visual de Daerick Gross, sin dudas formidable.  Pese a que este trabajo le encantó a la Rice, en una entrevista hecha a la revista especializada Fangoria, confesó que a su parecer igual habían exagerado en la carga homerótica de sus viñetas, en especial en lo que concierne a los intereses “estéticos” del propio Lestat.
      El libro se encuentra dividido en capítulos con sus propios títulos, que sintetizan muy bien el contenido de cada uno de ellos, puesto que además estos mismos vienen a ser pequeñas obras de carácter casi autoconclusivo; es así como se encargan de desarrollar acontecimientos en profundidad según sea el caso, si bien todo sirve para ir gradualmente hacia el impactante final con el que termina todo (y que se constituye en la antesala del cierre de la primera trilogía, que por años fue esta saga). Los capítulos son los siguientes.

      1. Sábado noche en la ciudad.1984: Lestat despierta a finales del siglo XX, tras decenios durmiendo, alejado de todo y de todos, luego de una experiencia que lo dejó por completo devastado (y que por supuesto nos contará con lujo de detalles, si bien algo supimos al respecto por medio de la versión “distorsionada” de Louis).  El nuevo mundo con el cual se encuentra el vampiro, le resulta increíble en cuanto a cómo cambió todo,  al menos con respecto a lo que él mismo conocía de la humanidad; es así como a través del discurso de este, la escritora caracteriza de una manera bastante especial (a ratos realista y en otras idealizada), la sociedad occidental de aquellos años.   Lestat termina seducido por este otro tiempo y su gente, decide integrarse y ello lo lleva a querer dar a conocer su propia historia.

     “En este siglo se proponían eliminar el hambre. Y acabar a toda costa con la enfermedad. Discutían con ardor sobre la ejecución de criminales condenados, sobre el aborto. Y combatían las amenazas de la «contaminación ambiental» y del «holocausto nuclear» con la misma ferocidad con que siglos atrás la había empleado el hombre contra la brujería y las herejías.
       En cuanto a la sexualidad, ya no era un asunto envuelto en supersticiones y temores. El tema se había despojado de sus últimas connotaciones religiosas. Por eso la gente se paseaba medio desnuda. Por eso se besaban y se abrazaban por las calles. Ahora se hablaba de ética y de responsabilidad y de la belleza del cuerpo. Había barreras muy efectivas para librarse de un embarazo o del contagio de eventuales enfermedades venéreas.
       ¡Ah, el siglo XX! ¡Ah, las vueltas que da el mundo!
       El futuro había sobrepasado mis sueños más descabellados. Había dejado como estúpidos a los agoreros del pasado.
       Medité mucho sobre esta moralidad secular libre de pecados, sobre este optimismo, sobre este mundo brillantemente iluminado donde el valor de la vida humana era mayor de lo que había sido nunca.”

     2. La Aparición de Lelio:  La primera parte de su autobiografía, titulada por él mismo como La Educación Juvenil y las Aventuras del Vampiro Lestat, nos introduce en su vida cuando aún era un mortal, contándonos parte de su infancia y adolescencia como miembro de una familia aristocrática campesina francesa y venida a menos.  A partir de aquí queda de manifiesto el espíritu extraordinario de Lestat, que lo hace sobresalir del resto, primero como humano en su familia y con los demás y luego como vampiro, entre sus congéneres (incluso entre los más antiguos).  Su personalidad voluntariosa, crítica y llena de interesantes aristas, tal como en los relatos más antiguos de la tradición oral, provoca sin dudas la envidia de sus propios hermanos y la incomprensión de su padre, como la de otros; no obstante lo convierte en alguien admirable para sus iguales, entre ellos su madre, quien más adelante tomará un rol destacado en el resto de la novela y en especial en la figura destacada que llega a ser para su especie.  Se introduce al personaje de Nicolas, su primer par (como humano eso sí), quien se convierte en su mejor amigo y en el primer verdadero amor de su vida (ya habrá quedado detallado en el post sobre Entrevista con el Vampiro, que sus personajes sienten pasión indistintamente hacia hombres o mujeres por igual, algo más bien relacionado con su naturaleza que supera los convencionalismos moralistas, detalle en todo caso que se puede encontrar en otros de sus libros no pertenecientes a esta saga).
      3. El Legado de Magnus: Uno de los momentos más esperados por los seguidores de la saga, pues acá se aborda la conversión a vampiro de Lestat y la que resulta por completo distinta en su desarrollo a la de Louis.  Pues la Rice introduce para ello a la figura del viejísimo Magnus, responsable de todo esto y que más encima en su caracterización resulta ser un hijo de la noche mucho más parecido al que habitualmente se encuentra en este tipo de historias.  La descripción que se hace del tal Magnus es soberbia. De igual modo a partir de este capítulo la tensión y expectación del libro, va en crescendo hasta su impactante desenlace.

     “Vi la ventana, la ciudad, la mesilla. Y, cuando mis ojos recorrieron lentamente los rincones en sombras de la estancia, le vi a él en un rincón.
      Ya no llevaba su capa negra con capucha, y no estaba sentado o de pie como haría un hombre, sino que más bien descansaba, al parecer, encorvado sobre el grueso marco de piedra de la ventana, con una 73 rodilla ligeramente doblada hacia ella, y la otra pierna, larga y delgada, extendida hacia el otro lado. Los brazos parecían colgarle a los costados.
     La impresión general que producía era como de algo fláccido y carente de vida, aunque sus facciones seguían tan animadas como la noche anterior. Los enormes ojos negros que parecían estirar la blanca carne en profundas arrugas, la nariz larga y afilada, la sonrisa de bufón en la boca. Allí estaban los colmillos, rozando los labios carentes de color, y el cabello, una masa reluciente de negro y plata que surgía sobre su blanca frente y le caía sobre los hombros y hasta los brazos.”

      4. Viático para la marquesa: Dentro de la familia de Lestat solo su madre logra sobresalir entre ellos, aparte por su puesto de su propio hijo menor.  La mujer resulta ser el segundo personaje femenino destacable dentro de estas Crónicas Vampíricas, luego de la recordada Claudia, si bien su personalidad y circunstancias las diferencian bastante a la una de la otra.  Primero aparece como una fémina de connotaciones trágicas, muy en el estereotipo de las damas de la narrativa romántica, ya que se trata de alguien adelantada a su época, una mujer instruida, quien además se encuentra gravemente enferma y es infeliz por la vida inauténtica que lleva.  Su relación con su “primogénito simbólico”, pues es el único de sus vástagos con el que se identifica en el plano intelectual, resulta de lo más interesante y ello luego toma un cariz que hasta llega a lo bizarro, cuando Lestat toma una decisión inesperada acerca de su madre y que tendrá varias consecuencias de peso.  Es así cómo Gabrielle, que es el nombre de la matriarca, y Lestat llegan a tener un compañerismo de connotaciones freudianas; por otro lado, el posterior cambio por el que pasa la marquesa, la muestra como alguien de conducta errática, un espíritu libre que incluso llega a superar al mismo protagonista en su otredad.
     5. Los Hijos de las Tinieblas: En el capítulo sobre la transformación de Lestat, algo se pudo conocer sobre una comunidad de vampiros, si bien Magnus dejó más que claro su identidad como paria entre los suyos.  Pues en este otro apartado del libro, se introduce la existencia de esta sociedad, si bien con grandes diferencias respecto a lo ya visto en Entrevista con el Vampiro.  Es así como en estas páginas queda más que claro la influencia de Lestat para su especie, al punto de que es revelado cómo este viene a ser el responsable de la creación del nefasto Teatro de los Vampiros y que luego tantas cuitas le traerá a él mismo y su gente.  A su vez aparece otro atractivo personaje femenino, al cual sin embargo Anne Rice no le saca provecho, tal como ya sucedió con Magnus, pues deja al lector con ganas de saber más sobre estos dos. 
      6. El Vampiro Armand: Este personaje, detestable para muchos (incluyendo a un servidor), tuvo su debut en el primer libro de la saga y ya en el capítulo anterior volvió a aparecer, de modo de presentarnos como Lestat y Armand llegaron a conocerse (y no de la mejor manera).  Pues la autora usando la vieja técnica narrativa del relato enmarcado, proveniente de la Edad Media y que consiste en contar una historia autoconclusiva dentro de otra, nos deleita con la historia del propio Armand, desde antes de volverse un inmortal; de este modo la narración se retrae a varios siglos más atrás, maravillándonos.  Por otro lado, Armand queda retratado sin dudas como un sujeto nefasto, si bien en cuyo deseo de conseguir alguien en quien apoyarse sentimentalmente, queda de manifiesto la necesidad real de no estar solos.  Con posterioridad la autora le dedicará su propia novela a Armand en 1998 (El Vampiro Armand), tomando como base lo expuesto en esta segunda novela de su ciclo, puesto que en esta otra entrega profundiza en sus orígenes.
      7. Por la Senda del Mal.  De París a El Cairo: Tal como décadas después Louis y Claudia lo harán por su cuenta, nuestro protagonista realiza un viaje significativo a través de buena parte del mundo, buscando respuestas a las interrogantes que lo acosan.  El periplo realizado y la sed de conocimiento, con la respectiva búsqueda en la que se encuentra Lestat, vuelven a expresar el simbolismo detrás de los seres sobrenaturales, de lo que son los sueños y las pesadillas de la humanidad.
      8. Magia antigua, antiguos misterios: Tal vez lo mejor de todo este magnífico libro, puesto que acá la narración va todavía mucho más atrás en el tiempo, incluso a una época pretérita y desconocida.  Aparecen por primera vez los importantes personajes de Enkil y Akasha, además de desarrollarse esta vez con creces a Marius, quien tuvo su debut en el capítulo dedicado a Armand.   Asimismo una vez más la novelista hace uso del mencionado relato enmarcado.  El exótico Egipto, la Antigua Roma y la cultura celta brillan en este episodio lleno de revelaciones.
       9. Confesiones de un vampiro: La tragedia expuesta en el relato de Louis, en lo que concierne a su encuentro con los vampiros franceses, es abordada por fin desde el punto de vista de Lestat, quien realiza un emotivo repaso por lo que en realidad pasó durante tales eventos.  La manera de cómo es abordado el drama humano y sobrenatural, expresa sin dudas que por mucho que el dolor personal sea tan valioso para uno, este mismo nos ciega y nos impide hacernos una idea más completa y objetiva de lo que en verdad ha pasado.
       10. Dionisio en San Francisco. 1985: El vampiro Lestat vuelve al siglo XX, más o menos un año después de su despertar.  Las últimas decisiones que ha tomado y que involucran al resto de su raza, provocan toda una revolución en la comunidad, algo de lo cual ya no se puede volver atrás.  Las últimas líneas de esta obra terminan con la antesala de lo que vendrá con la tercera entrega de las Crónicas Vampíricas, La Reina de los Condenados, que empieza casi justo donde se nos dejó intrigados al final de este libro.


6 comentarios:

  1. Hace años alguien me habló de esta novela, pero sólo ahora, leyendo este análisis puedo figurarme un poco más su alcance. Desde luego, Lestat es uno de los personajes más carismáticos de la literatura contemporánea y siempre es bueno conocer su origen, que parece ser el planteamiento principal de este libro. Claro, también presentan a otros personajes interesantes, como Armand o, aunque sea someramente, a Magnus el "creador" de Lestat.
    El único defecto es que veo este libro bastante largo. Como te comenté en una ocasión, tiene que tener una narrativa excepcional para mantener la tensión y la expectativa a lo largo de tantas páginas. Y sólo pocas novelas del género, Drácula entre ellas, lo consigue.

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    1. Fíjate que obras como esta, bastante extensas, las disfruto más todavía justamente, porque al tener tantas páginas me otorgan más hora de goce estético (aunque me demoré un buen resto en acabarla).

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  2. Como sabe en el anterior texto que hablo de anterior entrega le comente que quiero leer algun dia este libro , pero primero leere los game of thrones y despues terminarlo los de hannibal o entrevista al vampiro veamso si por la cosas cae pero lo veo difícil , pero con arto interés en leerlo y ver la película que aun no he visto pero la veré algún día .
    Saludos

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    1. Pues te esperan libros maravillosos, así que te esperan horas de preciosas ficciones.

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  3. Toda la saga de Anne Rice de los vampiros es interesante, a pesar de que la pelicula basada en la primera obra de la crónicas vampíricas nos hace concebir una imagen de Lestat, en los libros se trata de alguien distinto y que con el paso de la saga se vuelve un personaje muy interesante.

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    1. La verdad es que el Lestat de la peli que mencionas es igual al de la primera novela, pero a partir de este segundo libro el personaje cambia por uno lejos más agradable.

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